Borrar

«Me he quedado sin todos los dedos de la mano derecha por hacer una tontería»

El joven de Zalla al que en Nochevieja le explotó un petardo antes de llegar a lanzarlo confía en los injertos para recuperar parte de su extremidad

josé domínguez

Lunes, 2 de enero 2017, 02:20

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Marius C. se lamentaba ayer por su infortunio en una habitación del hospital de Cruces. Para él 2017 no ha podido tener peor inicio. Y todo por una imprudencia, según reconocía ayer rodeado de sus padres y de su mujer, una familia «que está destrozada y con razón; me he quedado sin todos los dedos de la mano derecha por hacer una tontería».

Recuerda con claridad todo lo ocurrido porque, a pesar de la gravedad de sus lesiones, «no perdí la consciencia en ningún momento». Había salido a disfrutar del arranque del año con unos amigos y, en torno a las tres de la mañana se encontraban en la plaza Euskadi de la localidad encartada «tirando petardos». Otro joven había intentado explotar sin éxito un artefacto de construcción casera -cuatro petardos unidos dentro de un tubo- y él se animó a cogerle el relevo y lo intentó por segunda vez con las peores consecuencias. «Todo pasó en décimas de segundo y no me dio tiempo a pensar en nada: prendí la mecha pero se quemó entera de repente, no llegué ni a lanzarlo lejos», lamenta.

Como el centro de salud del centro del municipio se encuentra a apenas cien metros de distancia de donde se encontraban, Marius no lo dudó y salió corriendo hacia allí. En su interior el médico de guardia se encontró con un panorama dantesco. Varios jóvenes acompañaban a otro que entraba agarrándose una mano a la que le faltaban todos sus dedos y no sólo uno, como fuentes policiales informaron inicialmente.

El facultativo centró entonces todos sus esfuerzos en contener la hemorragia e inmovilizarle el brazo derecho, cuya extremidad dejaba ver huesos y tendones «destrozados». Tras una hora de atenciones, una ambulancia básica trasladaba al herido al hospital de Cruces, donde poco después era intervenido de urgencia en el quirófano.

El suceso adquirió tintes macabros menos de tres horas después, cuando varias personas alertaban a la comisaría de la Ertzaintza de Balmaseda de que habían encontrado un dedo humano tirado en la plaza donde se había producido la explosión. Una patrulla de la Policía autonómica se desplazó hasta la zona y los agentes encontraron la pieza con sus tres falanges, que intentaron salvar trasladándola al centro sanitario metida en una bolsa con hielos solicitados a un bar cercano. «Pero me dicen los médicos que no se ha podido hacer nada y que intentarán recuperar al menos tres dedos mediante injertos de otras partes del cuerpo como los dedos de los pies», lamenta.

Ahora, a sus 28 años, Marius se enfrenta al menos a «tres meses» de intervenciones y rehabilitación. Aunque reconoce que ya nada será igual, «pero no me queda otra que tomármelo con filosofía». Porque, después de 15 de años «de haber trabajado de todo» tras llegar a Zalla procedente de Rumania, había conseguido gestionar su propio negocio y mirar al futuro con una ilusión a la que se niega a renunciar. Una empresa de lavado y limpieza de vehículos en el barrio de Aranguren. «Ahora tendré que contratar a alguien más para hacer el trabajo que yo hacía», se resignaba.

La «moda» del ruido

El portavoz del Ayuntamiento encartado, Manu Maestre, hacía pública ayer la consternación que ha cundido entre los vecinos por lo ocurrido «en un pueblo tranquilo». Sin embargo, el concejal reconocía que en los últimos tiempos han detectado «como en todos sitios», una proliferación de petardos de gran potencia. «Parece que se está extendiendo la moda de ver quién hace más ruido y muchos no dudan en acumular muchos petardos para que la explosión sea más llamativa. Pero nadie parece darse cuenta de que esta práctica representa un riesgo muy grande y entre todos debemos trabajar para conseguir erradicarla», subrayó.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios