Un incendio en un bajo obliga a evacuar a veinte vecinos en un edificio de Barakaldo

Únicamente los inquilinos de la vivienda en la que se originó el incendio, tres adultos y dos menores, no pudieron regresar anoche a su domicilio y tuvieron que trasladarse con unos familiares. Según apuntaron los testigos, las llamas se iniciaron por culpa de una vela. Se da la situación de que el martes otra originó un incendio en Portugalete que obligó a desalojar a 28 familias.

Diez bomberos de la estación de Urioste y otros cinco de la de Artaza, con dos escalas y tres vehículos autobombas, se desplazaron hasta la baracaldesa calle Gaudí. «Cuando hemos llegado el edificio ya estaba evacuado», explicó uno de ellos. Al parecer, los afectados se fueron avisando unos a otros para salir del inmueble lo antes posible. «Lo que nos hemos encontrado ha sido un fuego muy intenso en la planta baja. Hemos hecho un rastreo de la escalera y de los pisos para asegurarnos de que no quedaba nadie atrapado, y hemos podido extinguir las llamas relativamente rápido», precisó la misma fuente.

Ninguno de los vecinos de las diez viviendas -cuatro pisos más bajo, con dos pisos por altura- tuvo que ser trasladado al hospital, si bien los sanitarios atendieron a una mujer en la calle por inhalación de humo. La Ertzaintza y la Policía Local se encargaron de acordonar la calle.

Momentos angustiosos

La vecina del primero izquierda también pasó unos momentos angustiosos para abandonar el edificio. «Al principio no quería salir porque del humo que había en la escalera te ahogabas. Luego, bajé con mi nieta de nueve años, que lloraba, y me agarraba a ella porque me daba miedo que nos tropezáramos», afirmó María Luisa Bartolomé.

María Jesús, propietaria del segundo, pudo salir antes y llegó a ver que las llamas, que surgían por la cara trasera del edificio, rozaban ya el primer piso. «Fueron los vecinos del bajo quienes nos avisaron a todos. Tocaron los timbres», explicó la mujer, que se había hecho una herida leve en un dedo al bajar hasta el portal agarrada a la barandilla. «No me ha dado ni tiempo a pensar», concluyó.