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Josu García
Sábado, 19 de septiembre 2015, 15:46
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17.149,50 euros. Es el importe de la liquidación que el Ayuntamiento de Alonsotegi giró hace unas semanas al de Zalla por la cesión durante poco más de tres meses del campo de fútbol municipal de Bazteita. Una factura que ha estado a punto de desencadenar un conflicto institucional entre ambas administraciones locales. A punto porque, finalmente, el alcalde de la localidad anfitriona, Joseba Urbieta (PNV), ha decidido "dar marcha atrás" y anular la reclamación. Una decisión que su homólogo, Javier Portillo (Zalla Bai), ha agradecido "con sinceridad".
La historia del recibo de la discordia tiene su origen en la desgraciada situación que vivió Zalla a principios de febrero. Una terrible tromba de agua se cebó con el pueblo encartado y anegó la mayor parte de sus instalaciones públicas. Su polideportivo y campo de fútbol no fueron una excepción. Quedaron totalmente devastados. Ante este drama, el regidor pidió ayuda a los pueblos vecinos. Buscaba amparo para varios equipos deportivos (en su mayoría de niños). Necesitaban un sitio donde entrenar y disputar sus encuentros durante el tiempo que duraran las reparaciones.
Portillo encontró la ayuda que imploraba en el actual alcalde de Alonsotegi. Urbieta era por entonces el concejal de Deportes. Todo iba a salir bien y los pequeños de Zalla seguirían jugando gratis al fútbol. Al menos, eso es lo que pensó el máximo dirigente de Zalla. Según su relato, que figura en un recurso de reposición al que ha tenido acceso EL CORREO, se alcanzó "un acuerdo verbal" en el transcurso de una conversación telefónica para la cesión del estadio de Baztieta "sin contraprestación alguna". Algo que ya había ocurrido en 2012, cuando Zalla tuvo que renovar el césped de su terreno de juego.
"Lo contrario de la ayuda"
Los meses pasaron y la temporada futbolística finalizó. Portillo no volvió a saber nada de todo aquello hasta que este verano recibió en su despacho una carta remitida desde Alonsotegi. La sorpresa que se llevó al abrirla debió de ser mayúscula. En su interior se hallaba la inesperada factura. El regidor no se quedó de brazos cruzados y plasmó su descontento en un recurso de reposición.
En el documento se acusaba al Ayuntamiento de Alonsotegi de haber vulnerado "los principios de solidaridad, colaboración y vulnerabilidad". Portillo expresaba su malestar porque la cesión del campo "sin ninguna contraprestación onerosa a cambio" se produjo en un contexto muy determinado: las graves inundaciones que asolaron Zalla. "Nuestra situación por la catástrofe natural requería la colaboración y asistencia, no lo contrario", se quejaba amargamente el regidor.
Al parecer, su escrito hizo recapacitar a su homólogo. Al menos, ha tenido el efecto deseado: Alonsotegi borrará la factura de sus asientos contables. Los dos regidores evitaron ayer polemizar. "Hemos dado marcha atrás", se limitó a decir Urbieta, que no aclaró el motivo de su decisión. Portillo quiso zanjar el asunto con un "celebro que impere la solidaridad y estamos muy agradecidos al Ayuntamiento de Alonsotegi".
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