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Trapagaran rinde homenaje a Nazario Duro, un vecino que pelea desde hace décadas por mejorar su municipio

El hombre es conocido sobre todo por instar al Consistorio a subsanar todas aquellas deficiencias que encuentra en la vía pública

ruth quevedo

Miércoles, 16 de julio 2014, 00:14

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Nazario Duro es el vecino de Trapagaran «que más escritos ha realizado sobre los pequeños problemas que tienen los ciudadanos». Por ello, el Ayuntamiento minero rindió ayer homenaje a este residente ejemplar, conocido sobre todo por instar al Consistorio a subsanar todas aquellas deficiencias que encuentra en la vía pública, una costumbre que mantiene desde hace décadas para el beneficio común.

A sus 83 años, sus cualidades hacen de él «un observador pertinaz, comprometido y preocupado por su pueblo», según apuntó ayer el primer edil, Xabier Cuéllar, que no dudó en calificar a su paisano como «el concejal número 18» de la Corporación , ya que sigue los asuntos municipales «con verdadera pasión y se implica como si fuese un representante público más».

En presencia de ediles de todos los partidos, el alcalde le hizo entrega de una réplica del funicular de La Reineta, emblema de la localidad minera, declarado ayer Bien Cultural con la categoría de Conjunto Monumental por parte del Gobierno vasco a partir de una demanda ciudadana. Arropado por su familia, Nazario Duro seguirá trabajando para «mejorar la calidad de vida» de sus convecinos. De hecho, recordó algunos avances que ha experimentado el pueblo gracias a sus reclamaciones, como la colocación de barandillas en los accesos a la parroquia de la Transfiguración del Señor, frecuentada por personas mayores. Pero, sin duda, su mayor orgullo es el paso de cebra pintado en la Avenida Primero de Mayo, frente al ambulatorio. Algo que solicitó durante seis años hasta que su petición fue atendida en 2011.

A vueltas con la sebería

Pero hay otro campo de batalla en el que Duro aún no ha podido mover ficha. Él no duda en apuntar que «me moriré satisfecho» si llega a contemplar el traslado de la sebería García Mendoza de Ortuella, que vomita «gases fétidos» desde hace medio siglo en la comarca. Cree que el centenar de puestos de trabajo que genera no compensan a los 20.000 residentes de las localidades a las que «produce graves molestias. Se podría expropiar», zanjó.

Duro posa con su familia delante de la iglesia de Trapagaran. :: r. q.

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