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La demostración tuvo lugar en el estanco número 1 de Arrigorriaga.
Las manos que forman los habanos

Las manos que forman los habanos

La torcedora Dagneris Valdés mostró ayer en Arrigorriaga cómo se elaboran los mejores puros de manera artesanal

erlantz gude

Miércoles, 17 de mayo 2017, 23:42

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Dagneris Valdés está en el ecuador de su visita de tres meses a España para mostrar cómo se las gastan los torcedores que envuelven los habanos. Ayer estuvo en Arrigorriaga y hoy recalará en el estanco de la plaza de la Estación de Las Arenas, donde exhibirá cómo en apenas dos o tres minutos prepara los cotizadísimos puros de forma artesanal. Así hasta 105 o 110 al día en sus jornadas laborales. Apenas necesita una mesa en la que extender los cinco tipos de hojas: está el seco, que aporta aromas; el ligero, que agrega fortaleza, «alma»; el volado, que facilita la combustión; el capote, que envuelve las capas anteriores; y, finalmente la capa, con la que se enrollan el resto de hojas y que se cultiva siempre a cubierto.

Esta mujer cubana apenas necesita unas chavetas (cuchillas), un casquillo para rematar la cabeza del habano, la guillotina con la que corta en función de la largura que desea y resina incolora e inodora para sellar el habano. Dagneris Valdés explicó ayer algunas de las singularidades de su trabajo mientras demostraba su talento en el estanco número 1 de Arrigorriaga, el de Iñigo Urrejola. «Tenemos que hacer un mínimo de unidades, pero los más lentos acuden antes a la fábrica para adelantar tarea». Se trata de un gremio con distintas escalas, y haber alcanzado el máximo nivel le permite exhibir este arte ancestral por distintos lugares.

Una de las anécdotas más llamativas que relató Valdés fue cómo en la fábrica en la que trabaja, La Galera, un lector de noticias pone a los 200 torcedores al día de los sucesos más novedosos amenizando la jornada. Aunque hay tiempo para la música, y también para la lectura de novelas. Y así resulta más sencillo comprender los nombres de algunas de las marcas más prestigiosas de habanos, como Montecristo y Romeo y Julieta. «Es una tradición que no se ha perdido», señaló Dagneris. De hecho, Urrejola mostró un cuadro que evidencia cómo el paso de los años apenas ha cambiado la manera de trabajar de estos profesionales.

Consumidor joven

El jefe territorial de ventas de Tabacalera, empresa a la que pertenece en un 50% la compañía Habanos S.A. -el resto está en manos del Gobierno cubano-, se acercó a Arrigorriaga y subrayó que el consumo de este tipo de cigarros se asocia hoy en día principalmente a «momentos de placer». Iñigo Urrejola, cuya familia regenta el estanco desde hace varias generaciones, apunta que se ha rejuvenecido el fumador tipo de puros. «Ya no se ve tanto a los mayores consumiéndolos, que, por otra parte, tenían menos conocimiento de lo que compraban», anota. También indica que es un producto más «sano» que los cigarrillos clásicos y evoca el sabor dulce que aporta cada calada.

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