Natxo González: «En el surf primero es el compañero, y después la ola»

¿Cómo se adentró en el mundo del surf?

Vivo en Plentzia, un pueblo muy volcado con la playa, a la que empecé a ir con mis padres de pequeño como todos los niños. Un verano mi primo me regaló un bodyboard con quilla y llegó el momento que comencé a ponerme de pie. Con siete años les pedí a mis padres que me compraran una tabla y no quisieron porque desconocían este deporte. Así que no me quedó otra que ahorrar y comprarme mi primera tabla, ahí comenzó todo.

A partir de ese momento arrancó su carrera.

Así es. Con once años participé en mi primera competición, y llegaron los sponsors como Quicksilver y a entrenar con Aketza Sánchez. Hubo un momento que mi vida era surfear y con 13 años comencé a viajar por todo el mundo. Hasta ahora.

¿Cuándo le entró la pasión de surfear esas paredes de agua reservadas a muy pocos riders?

La historia es que comencé a entrenar con surfistas mayores que yo. La idea era que si hacías un giro en una ola de tres metros, luego ibas a un campeonato con olas más pequeñas, lo ibas a afrontar con mucha más confianza. Por eso empezamos a coger olas en Meñakoz y La Galea, los mejores sitios para aprender a surfear olas grandes. Me encantó y ahora estoy más enganchado a esa modalidad.

De hecho es el único español que participa en el circuito mundial.

A mis 21 años soy el único de Europa y el más joven del mundo en entrar en el tour mundial.

¿Qué le engancha?

Mi trabajo comienza por la mañana, cuando me conecto al ordenador y veo las borrascas que se han formado en diversos puntos del mundo, donde suelen generarse olas grandes, y si hay algo interesante cojo el billete y de un día para otro las estoy surfeando. Es muy emocionante y a la vez estresante. Por ejemplo, puedes estar aquí disfrutando en verano, y no saber que en una semana te espera un marrón impresionante de olas gigantes en un sitio muy frío. Tienes que estar preparado para afrontar cualquier tipo de situación, lo que no sería posible sin mis patrocinadores: Red Bull, Pukas y Quicksilver.

¿Cuál es la ola que se le ha quedado grabada?

Una de las más impresionantes fue durante el Campeonato del Mundo del pasado año en Hawai. Fue una prueba muy dura, me avisaron muy tarde de que se iba a celebrar y llegué a las once de la noche sin dormir nada. Debido al jet-lag tampoco pude descansar y me levanté para hacer frente a unas olas que superaban los límites mundiales. Otro sitio muy especial es Puerto Escondido en México, donde he cogido las más grandes de mi vida. Allí nos encontramos con olas de alrededor de 30 metros de altura. Tuve un pequeño susto cuando de repente vino una serie, remé la primera ola y no me llevó. Cuando me di la vuelta me cayó encima otra impresionante. Menos mal que llevaba chaleco, que me salvó la vida.

¡Menuda situación!

También hace unos días en Canarias llegó una ola de ocho metros que nos arrastró para dentro. Estuvimos hora y media para tratar de salir tragando agua. Menos mal que estábamos diez personas en el agua y nos ayudamos entre todos. Es lo bonito del surf, que todos nos apoyamos. Primero está el compañero, y luego intentar coger la mejor ola.

¿Qué proyecto tiene de futuro?

Estoy esperando con mucha ilusión el Punta Galea Challenge, la única prueba del mundial que se celebra en casa. Por lo demás siempre atento a ver donde salen las mejores olas para ir a por ellas.