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txema izagirre
Jueves, 25 de septiembre 2014, 00:15
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En el tranquilo barrio de Neguri la preocupación se ha disparado la última semana. Hay un hombre de 40 años que en dos días ha sembrado la alarma en el vecindario tras levantar las faldas a una niña de 9 años de edad, intentar acosar a una chica de 28, que escapó corriendo, y realizar tocamientos a otra mujer a la que siguió hasta que consiguió zafarse. Todo ocurrió el lunes y miércoles de la semana pasada. La Ertzaintza lleva el caso, pero la Policía Local refuerza la vigilancia con patrullas y agentes de paisano para dar con este varón, que es moreno, lleva pelo corto y es delgado.
Según pudo saber EL CORREO de fuentes policiales, los ataques del que ya llaman el 'acosador de Neguri' se han dado en un espacio bastante reducido de terreno y hasta de tiempo. En el tramo comprendido entre el barrio de Artaza, perteneciente a Leioa, la iglesia de El Carmen y la calle Cristóbal Colón y aledaños. El primero de ellos fue el lunes, 15 de septiembre, por la tarde. Este individuo abordó entonces a una mujer por sorpresa para realizarle tocamientos hasta que la víctima, que se defendió en todo momento, consiguió huir.
Tan sólo dos días después, el 'acosador de Neguri' volvió a actuar por doble partida. Por la mañana, despertó recelo en una chica de 28 años a la que siguió cuando iba andando por la zona de Artaza, limítrofe con Getxo. Así que empezó a correr y consiguió escapar pese a que la persiguió. No obstante, puso los hechos en conocimiento de la Ertzaintza que pudo cotejar la descripción que dio. Coincidía con la aportada por la mujer que sufrió el primer ataque sexual. Pero poco más tardó este hombre en volver por los mismos derroteros, aunque esta vez escogió a una víctima todavía más indefensa. Fue por la tarde, a las 14:00 horas, cuando sorprendió a una niña de tan sólo 9 años, a la que asió fuertemente por el brazo para levantarle las faldas. Al parecer, incluso intentó agredir a la menor. Ese día, el asaltante vestía pantalón corto y camiseta.
En este barrio getxotarra de carácter residencial las calles generalmente están casi vacías de gente, lo que añade temor en el vecindario. Sobre todo entre madres y mujeres que utilizan el Metro y tienen que ir a pie de la estación a sus casas.
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