El Gobierno vasco tolerará más el alcohol en el rugby que cuando juega el Athletic

Aquí empiezan las medidas especiales. Si normalmente la venta de alcohol en el estadio se limita a la zona VIP -aunque hay que parar quince minutos antes de que empiece el partido hasta un cuarto de hora después de que acabe-, en las finales de rugby esta medida se extenderá a todas las gradas. Según han podido confirmar fuentes de la organización a este periódico, para la Challengue y la Champions Cup se hará una excepción ante lo que dictamina la ley de Drogodependencias del Gobierno vasco. Se seguirán respetando, eso sí, los horarios de venta. Antes y después del encuentro, nunca durante. Una forma de contentar a la horda 'supporter', que no entiende un partido sin una pinta con la que confraternizar.

Brindar con cerveza forma parte de la cultura del deporte del balón ovalado. Y para ello dos 'fan zones' se desplegarán desde el jueves en la ciudad: una gran carpa en El Arenal con múltiples actividades y que servirá como punto de encuentro de los cuatro clubes, y otra en Doña Casilda, levantada por el equipo Universitario Bilbao Rugby, con atracciones, talleres y comida con los que celebrar sus 50 años placando. «Un lugar familiar», describió Ricardo Barkala, «ideal para calentar motores antes de dirigirse al estadio». Una tercera 'fan zone' funcionará los dos días de partido en el entorno de San Mamés, pensada para los que lleguen temprano al encuentro y para entretenerles un rato a la salida.

Pero habrá más: los barrios de Deusto y Casco Viejo amenizarán el fin de semana con kalejiras, conciertos, exhibiciones y diversas actividades relacionadas con el juego. El viernes, varios conciertos agitarán el ambiente de la plaza Indautxu.

Este movimiento de gente entregada a la fiesta ha obligado a desarrollar un gran dispositivo de seguridad de manera conjunta entre las instituciones. Un despliegue «similar al de un partido de fútbol habitual», dijo ayer el viceconsejero del Gobierno vasco, Josu Zubiaga, que se negó a cuantificar el número de efectivos.

Según ha podido saber este periódico, la Policía Municipal organizará turnos de 100 agentes, 20 más que cualquier otro fin de semana, todos ellos voluntarios. En cuanto a la Ertzaintza, se buscan refuerzos entre los agentes de la comisaría de Bilbao y de Tráfico que estén librando. Aunque no se considere un encuentro de «alto riesgo» -«las aficiones de este deporte tienden a ser no conflictivas y se comunican de forma pacífica», explicó Zubiaga-, requiere vigilancia por su «masiva afluencia» y el nivel 4 de alerta terrorista.

Así, el dispositivo dedicará una vigilancia especial a las zonas más transitadas por aficionados y clubes: en San Mamés (tanto dentro como en los alrededores del estadio), en las 'fan zones', en las plazas de San Pedro en Deusto, Indautxu, Moyua y del Arriaga, así como en el eje que discurre entre el Casco Viejo hasta La Catedral.

Por el mismo motivo, el de la seguridad, se exigirá a los bares que retiren las terrazas tres horas antes del comienzo de los partidos. Por su parte, el Ayuntamiento tampoco ha concedido permisos para carpas fuera del espacio de terraza o para segundas barras fuera del local, un dictamen «del que habían avisado hace ya tiempo», afirma Jorge Aio, gerente de BilbaoCentro. «Es una forma de que la gente no se pase y haga lo que quiere, establece una tabla rasa».

El lado positivo es que, como viene siendo habitual en eventos de gran envergadura, el horario de cierre se ampliará dos horas entre el jueves 10 y el sábado 12 de mayo, lo que no se aplicará al consumo en el exterior o a los locales considerados 'diurnos'. Con este balance y el refuerzo en todos los transportes que discurren por la villa y que acercan a ella, se perseguirá «obtener la nota sobresaliente» y el «sello de garantía» por la capacidad organizativa de Bilbao de cara a grandes eventos. Próximamente, la entrega de premios de los 50 mejores restaurantes del mundo el 19 de junio o la gala MTV el 4 de noviembre. «Esperemos que también alimente el germen por este deporte que ya existe en la ciudad», deseó el concejal de Espacio Público, Ricardo Barkala. Una práctica, alabó, «tan distinta por el carácter de las personas, que sólo buscan divertirse de forma pacífica y segura».