Antes muerta que en biquini

Con tanto engullir delante de la cámara y sobre todo, tanto reflexionar sobre ello, Terelu ha venido a resucitar la operación biquini justo cuando ya casi se acaba el verano y nadie se acordaba de ella. La última en generar un debate sobre la pérdida de peso ha sido Malena Costa, pero no por una dieta estival sino por la recuperación postparto. Malena, que en su día colgó un selfi (con tapa de retrete incluida) en el que posaba en biquini con un bombo de casi nueve meses, se ha vuelto a autorretratar (de nuevo junto a la tapa del váter abierta) en traje de baño y con un tipazo de escándalo solo dos semanas después de haber dado a luz.

El milagro de Malena ha provocado un aluvión de críticas y la sospecha de que la modelo se habría sometido a cirugía plástica tras el parto. Pero ella lo ha negado. «Mi rápida recuperación se debe a mi fuerza de voluntad», asegura. Estrellas hollywoodienses como Anne Hathaway no la aplauden. La actriz abandera estos días un grupo de madres recientes que reivindican orgullosas su derecho a engordar. «No pasa nada por ganar algo de peso durante el embarazo, o en cualquier otro momento. Y tampoco pasa nada si tardas más tiempo en perderlo del que habías imaginado», proclama desde las redes.

Lo malo de Terelu es que el paritorio le queda muy lejos: su hija Alejandra tiene ya 16 años. Esos michelines que tanto la torturan («me miro en el espejo y no me reconozco») no son posparto, sino poscáncer de mama, posquimio... Causas lo suficientemente graves como para suscitar la comprensión e indulgencia de cualquiera. Empezando por ella misma, y terminando por los cobardes que desde el anonimato de internet le gritan «¡Foca!» Y si solo fuera eso... Por las redes circula un meme en el que se ve a la hija de María Teresa tragándose un vasazo de leche con colacao con la urgencia y desesperación con que un náufrago se bebería la última cocacola del desierto, bajo un rótulo que recoge una afirmación suya: «No me gusta la leche». Tampoco le gustan las verduras, a las que denomina «alpiste».

Las carnes morenas de Teresa Lourdes Borrego Campos centraron de tal manera el primer capítulo del docureality que Bigote, el compañero sentimental de su madre, quedó reducido a un señor que pasaba por allí saludando, una especie de Mocito Feliz... Pero el momento cumbre llegó cuando Terelu llamó aparte a su madre para confesarle algo de suma trascendencia. Ha decidido someterse a un test genético para saber qué alimentos le engordan (eso ya se lo digo yo) y cuáles no. Total, que en la recta final de agosto Terelu ha venido a resucitar la comedura de coco que supone la comida... Debería haber patrocinado el espacio Kina San Clemente: «Da unas ganas de comeeerrrr...».