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El lehendakari Iñigo Urkullu.
Los deberes de Urkullu

Los deberes de Urkullu

Afronta su segunda legislatura con el reto de reducir el paro y aumentar el peso de la industria

Ana Barandiaran

Domingo, 13 de noviembre 2016, 02:26

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Hay muchas variables que escapan al control del Gobierno vasco que echará a andar a finales de este mes. Poco puede hacer Iñigo Urkullu ante acontecimientos como la victoria de Trump en EE UU, que amenaza el comercio mundial y ha puesto en jaque a importantes empresas vascas como BBVA e Iberdrola. También hay otras decisiones clave cuya competencia se ubica en Madrid, como la reforma de las pensiones, la política energética o la regulación del mercado laboral.

Pero el Ejecutivo autonómico sí puede actuar en diversos ámbitos y dispone de herramientas para ello: un Presupuesto cercano a los 11.000 millones de euros y la flexibilidad que ofrece en fiscalidad el Concierto Económico. Con estos instrumentos tiene que afrontar el reto de reducir el paro y la creciente precariedad del mercado laboral; buscar la forma de impulsar la industria y ajustar la formación a los perfiles técnicos que ésta demanda; favorecer la innovación y también ayudar a que las empresas ganen tamaño.

Debe abordar estos retos con una recaudación que está quedando muy por debajo de las previsiones y con un elevado gasto que crecerá por el envejecimiento. Un problema al que empresarios y sindicatos quieren responder con soluciones diametralmente opuestas.

EMPLEO

Bajar el paro y reducir la precariedad

La lucha contra el paro es el principal desafío al que se enfrenta el Gobierno vasco en esta nueva legislatura. El propio lehendakari lo reconoce así y se ha comprometido a bajar la tasa de desempleo por debajo del 10%, frente al 12,6% actual. Eso supone reducir considerablemente la lista de Lanbide, que ahora integran 141.181 personas. Iñigo Urkullu apuesta por potenciar la industria con innovación y formación para responder a este reto.

El propósito está muy bien y todos lo avalan. «El empleo solo se consigue con crecimiento y por eso hay que fomentar la competitividad de sectores con futuro como la manufactura avanzada, la energía y la biociencia», apunta Joseba Madariaga, director de estudios de Laboral Kutxa. Pero hay que pasar de las palabras a los hechos porque la inversión en I+D es una de las partidas que más ha sufrido en la pasada legislatura, sacrificada para cumplir los objetivos del déficit.

Debido a estas mismas constricciones presupuestarias, no se puede esperar un plan de inversión pública al estilo del que promete Trump para EE UU. Los sindicatos, sin embargo, insisten en que la Administración se involucre en estimular la contratación en la esfera pública y que se obtengan los recursos para ello con una reforma fiscal que exija más a las rentas altas y a las empresas.

«En el sector público vasco se han destruido miles de empleos» denuncia Mikel Noval, responsable del gabinete de estudios de ELA. Pero más allá de las contrataciones, restringidas por las tasas de reposición establecidas por el Gobierno central, los sindicatos piden medidas para frenar la creciente precariedad del mercado laboral vasco, especialmente en el ámbito público, donde según sus cálculos la temporalidad alcanza el 30%. «Entre 5.000 y 6.000 profesores van cada año a adjudicaciones», critica Raúl Arza, secretario general de UGT-Euskadi. Su homólogo en CC OO, Unai Sordo, recuerda que el Ejecutivo autonómico debe prepararse para el relevo generacional se estima que se van a jubilar 9.000 funcionarios en los próximos cuatro años teniendo en cuenta que, de acuerdo con la sentencia del Tribunal de la UE, la interinidad va a tener un coste.

Ante la precariedad y la desigualad salarial, se insta a un mayor diálogo social pero no es nada fácil avanzar en esta cuestión en Euskadi. Lo que ha hecho el Gobierno vasco es apoyar el acuerdo de Confebask con los sindicatos CC OO y UGT para dar la máxima difusión a los convenios colectivos negociados por estas centrales. ELA se lo ha tomado como un ataque y ha emprendido una guerra contra el Ejecutivo, al que exige que respete la mayoría sindical elegida por los trabajadores. La confrontación es abierta.

INDUSTRIA

Hace falta más formación técnica

El lehendakari Urkullu confía en la industria como motor económico y quiere que su peso en la economía alcance el 25% del PIB, dos puntos por encima de la cifra actual. Pero para conseguir este objetivo es necesario que la formación de los trabajadores se adapte a aquello que demandan las empresas y en estos momentos hay una brecha que, a ojos de la patronal, es uno de los mayores desafíos que afronta Euskadi. «En sectores como el mío (la construcción), ya hay escasez de soldadores», afirma Roberto Larrañaga, presidente de Confebask.

Esta organización presentó, junto a Urkullu, un informe para concienciar de esta desajuste. El documento muestra cómo el grueso de los 25.000 puestos de trabajo que ofrecerán las empresas a corto plazo irán dirigidos a perfiles muy técnicos de FP y de la Universidad. Pero faltan jóvenes en esas áreas. «Los chavales están muy despistados. Lo estoy notando mucho ahora que estoy de gira para presentar una nueva especialización en finanzas», señala Joseba Madariaga, profesor en Deusto Business School. El también responsable de estudios de Laboral Kutxa elaboró un estudio muy similar al de Confebask en el que también alertaba del descenso de alumnos en ingenierías y otros estudios técnicos, justo los perfiles más demandados por la denominada Industria 4.0.

¿Y qué puede hacer Urkullu a este respecto, además de difundir estos informes? «Seguir colaborando para potenciar la FP Dual y también la Universidad Dual en las carreras técnicas», contesta Larrañaga.

Dentro de este objetivo de sacar chispas a la industria, existe consenso en que hace falta que las empresas ganen tamaño porque son, en general, demasiado pequeñas. Sólo si tienen una determinada dimensión pueden permitirse invertir en innovación y en formación tecnológica. El presidente de Confebask considera que el Gobierno vasco debería ayudar en este sentido «con subvenciones a los gastos que implican estos procesos de integración». Josu Ferreiro, catedrático de la UPV, cree que se deben revisar los impuestos para que no desincentiven el aumento de tamaño. «Si crecer va a suponer pagar muchos más impuestos, es posible que se opte por crear dos entidades pequeñas», advierte.

Este experto pone, además, el foco en otro aspecto a mejorar: las ayudas a la innovación. «Se están gastando muchos recursos, pero no se están gastando bien. Buena parte de la labor de los centros tecnológicos tiene poca traslación al ámbito empresarial», advierte. Con todo, aplaude que el Departamento de Desarrollo Económico y Competitividad, liderado por la consejera Arantxa Tapia, haya abandonado su discurso triunfalista de antaño y admita ahora que es necesario revisar el sisema.

En este contexto, la iniciativa de la Diputación de Bizkaia para aplicar deducciones del 15% a los ahorradores que inviertan en fondos destinados a avalar proyectos de innovación y desarrollo de empresas ha sido muy bien acogida. Larrañaga señala que es una herramienta que la patronal llevaba mucho tiempo reivindicando. Madariaga llega incluso a manifestarse «entusiasmado» por una idea que «utiliza la fiscalidad para impulsar el crecimiento», pero su emoción contrasta con la frialdad mostrada por las Diputaciones de Álava y Gipuzkoa y el propio Gobierno vasco. ELA pasa de ahí al abierto rechazo: «Es más de lo mismo, dar beneficios fiscales a los más adinerados», censura Mikel Noval.

FISCALIDAD

El problema de la recaudación

Euskadi es una de las tres comunidades que cumplió con el objetivo del déficit el año pasado y el segundo territorio con menos deuda, sólo por detrás de Madrid. Estos datos, que revelan una mayor salud de las cuentas públicas en relación a otras autonomías, pueden llevar a la conclusión de que aquí no hay problemas en esta materia. Pero los hay. El principal de ellos es una recaudación que se sitúa muy lejos de las previsiones. Así, los ingresos fiscales se colocarán este año 473 millones por debajo de lo esperado. ¿La razón? El impacto de los bajos precios energéticos y la buena marcha de las exportaciones, con efecto negativo en el IVA.

Pese a este desfase, el Gobierno vasco se ha comprometido a evitar recortes y para ello se propone realizar emisiones adicionales de deuda pública, pese a que esta supera ya los 10.000 millones de euros. Ya el año pasado tuvo que adoptar medidas como dejar de ejecutar gasto por 660 millones, un ajuste que afectó principalmente a las inversiones en infraestructuras y al departamento de Arantxa Tapia.

«Los datos de recaudación son preocupantes. No se corresponden con la evolución del crecimiento. Quizás haya que pensar en nuevas figuras tributarias, aunque eso corresponde al Gobierno central», apunta Josu Ferreiro. Alerta, además, de que la cosa puede empeorar «porque el envejecimiento de la población aumentará progresivamente los gastos de sanidad».

La fiscalidad es competencia de las Haciendas forales pero ahora todas están controladas por el PNVy, además, el Gobierno vasco puede influir a través del Órgano de Coordinación Tributaria. Lo que ocurre es que las soluciones que proponen patronal y sindicatos son opuestas.

Desde Confebask, Roberto Larrañaga admite que la baja recaudación no deja mucho margen de maniobra pero recuerda que Euskadi está ahora en desventaja, con un tipo del Impuesto de Sociedades del 28% frente al 25% vigente en territorio común. En este sentido, representantes del PNV y del PSE han reconocido que están dispuestos a hacer cambios para responder a esta petición de la patronal.

En el otro extremo, los sindicatos insisten en la necesidad de aumentar la presión fiscal sobre las rentas altas y, especialmente, sobre las empresas. «No es de recibo que una compañía termine pagando menos que un trabajador», argumenta Unai Sordo. Además de revisar el sistema tributario, Raúl Arza señala que es necesario impulsar los salarios después de tanta devaluación porque sólo así aumentará la recaudación.

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