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La enfermera de Elorrio Inma Escribano posa junto a una indígena nicaragüense. KAINABERA
«La idea de prevenir el mal de Chagas nos llevó a construir casas libres de este insecto»

«La idea de prevenir el mal de Chagas nos llevó a construir casas libres de este insecto»

Iñaki Agiriano e Inma Escribano, de Elorrio, viajan a Nicaragua para proseguir su proyecto, que recaba ayuda económica a través de la recogida de sellos

MANUELA DÍAZ

ELORRIO.

Jueves, 5 de abril 2018, 09:57

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A los elorriarras Iñaki Agiriano e Inma Escribano les tiembla el pulso a la hora de destinar su ocio y vacaciones a ayudar a los que más lo necesitan. Desde hace cerca de dos décadas su destino es el norte de Nicaragua, una de las zonas más castigadas y abandonadas del país. Impresionados por la falta de recursos y necesidades básicas del pueblo indígena, se han volcado por intentar mejorar sus derechos a través de viviendas saludables y dignas y de sanidad, siempre desde el respeto a su comunidad. «Somos una ONG muy pequeña pero poco a poco estamos cambiando algo para ofrecerles cierto progreso y mejoras de sus vidas», apunta Agiriano. Este médico, que trabaja en el hospital de Arrasate junto a la enfermera Inma Escribano, partió ayer con ella hacia Latinoamérica para aportar su granito de arena.

Lo que empezó por una lucha contra el mal de Chagas, que transmiten este tipo de insectos que se crían en las grietas de las casas, les ha permitido levantar en la última década 27 casas dignas y saludables. «La idea de prevenir esta enfermendad nos llevó a comenzar a construir viviendas libres de este insecto, pero además queríamos que la casa fuera digna y saludable, por eso nos basamos en no construir viviendas pobres para pobres, sino casas en las cuales estaríamos dispuestos a vivir», afirma Agiriano, que lleva 19 años colaborando en Nicaragua.

«Sellar el compromiso»

Y aunque admite que el comienzo fue duro, el hecho de contribuir a solventar los graves problemas de salud habituales a los que se enfrentan los indígenas les hace volver cada año e invertir su tiempo libre y las vacaciones. «Me llevo más de lo que doy, porque el poder hacer algo por acabar con esta injusticia me llena», apunta Agiriano.

Gracias al dinero que recauda la ONG elorriarra Kainabera, de la que ambos son miembros, y de AMSOGRA, fundada por Escribano hace trece años en Arrasate, han construido 25 viviendas y dos más se están levantando en el municipio indígena de Mozonte, al norte del país. Cada vivienda tiene 60 metros cuadrados y cuenta con dos o tres habitaciones, cocina con chimenea que evite los problemas respiratorios que se dan entre las mujeres, sumidero, letrina, agua potable a la puerta de su casa, mosquiteros en puertas y ventanas para impedir otras enfermedades como el Dengue o la Malaria, un panel solar para que estudien los niños cuando se pone el sol, y un corredor cubierto.

«Lo viven como una mejora en sus vidas que les aporta cierta calidad de vida, aunque sus condiciones siguen siendo malas, están abandonados y sin capacidad de mejorar», explican Agiriano y Escribano.

Para financiar las dos nuevas edificaciones que se están levantado este año en Mozonte, ubicado en el departamento nicaragüense de Nueva Segovia, Kainabera ha organizado una campaña de recogida de sellos. En colaboración con la Sociedad Filatélica y Numismática de la localiadd, y bajo el lema 'sellar el compromiso de Elorrio con la solidaridad', las personas y empresas interesadas pueden entregar sus sellos usados en los comercios identificados con una pegatina distintiva, en la Casa de Cultura y en Correos.

Ayuda sanitaria

Una vez restaurados por los miembros de la Sociedad Filatélica y Numismática elorriarra, los sellos serán devueltos al mercado y el beneficio se entregará al proyecto de viviendas de Kainabera en Nicaragua. Serán los propios indígenas quienes con su mano de obra elaboren los ladrillos de adobe, y las ONGs aportarían el material y el personal adecuado para la construcción. «El objetivo es que el campesino reconozca su casa como suya y no donada». Entre esas 27 viviendas que se han levantado en esta zona montañosa, cerca de la frontera con Honduras, hay una Casa Materna.

En el campo de la salud, han logrado dos puestos en Mozonte y Masaya que dan servicio a 1.200 y 3.600 habitantes, respectivamente. Esta iniciativa, que ya suma una década, se realiza a través de un convenio con el Ministerio de Salud nicaragüense, y por el que Kainabera financia el sueldo de un médico y una enfermera y colaboramos en la compra de medicamentos de apoyo. Estos puestos de salud rural significan una enorme mejora ya que, de tardar cuatro horas en acudir a un médico, cuentan con consultas tres o cinco días a la semana. También colaboran con el servicio de Neonatología del hospital De Ocotal y con el servicio de emergencias.

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