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Vecinos del entorno de Fumbarri se quejan del "humo exajerado" que desprende. M. DÍAZ
«El humo y el polvo entra hasta en las habitaciones»

«El humo y el polvo entra hasta en las habitaciones»

Vecinos de San Roke y Aramotz piden que la empresa Fumbarri de Durango "se mude de emplazamiento"

MANUELA DÍAZ

Sábado, 7 de enero 2017, 00:10

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Los vecinos de San Roke y Aramotz no pueden más. El ruido y el humo que genera la fundición ubicada a escasos metros de sus viviendas es «insufrible». No pueden abrir las ventanas y pese a que llevan conviviendo con la planta medio siglo siguen sin acostumbrarse al ensordecedor ruido de los troqueles. Desde hace décadas han protestado ante los organismos responsables, sin obtener respuesta, pero no tiran la toalla. Viendo que la situación no tiene visos de mejorar, desde la asociación Herria solicitan a Fumbarri a que se mude a otro emplazamiento. «No tiene lógica que dentro del pueblo continúe existiendo una fundición, cuando en polígonos industriales sigue habiendo espacios libres», matizaron desde el colectivo vecinal.

«En los últimos meses sale un humo negro y rojo exagerado y desconocemos hasta qué punto eso no contamina», criticó Txema Belar, de la Asociación de Vecinos Herria. Fernando Arribas añade que cada dos días tiene que limpiar la terraza dada la película de polvo que se forma en la superficie. «Si dejamos las ventanas abiertas en verano, el humo y el polvo entra hasta en las habitaciones», matiza. La situación de los caseríos Xuritxa y Bustintza, ubicados a escasos 50 metros de la fundición es mucho peor. «Estamos hartos», señalaron.

A estos problemas se suman el ruido «ensordecedor» de los troqueles. «Hay veces que están hasta las 12 de la noche y por la mañana el soniquete empieza a las seis», explica Belar, que matiza como en las noches de verano el sonido se incrementa porque la fundición, ubicada en San Roke, abre las puertas traseras para mitigar el calor. A su juicio, los controles mediambientales no son lo suficientemente «rigurosos». A los problemas de ruidos y emisiones atmosféricas, se suman los vertidos al río y la falta de aplicación de medidas anticontaminantes.

Protestas desde los años 80

No es la primera vez que este colectivo se queja públicamente de la actividad contaminante de Fumbarri. Hace casi una década reclamaba al Gobierno vasco que no concediera a la empresa la Autorización Ambiental Integrada (AAI), el permiso que todas las fábricas potencialmente contaminantes deben disponer para poder mantener su actividad, si no corregía los problemas medioambientales que según Herria generaba.

En la década de los años 80 se convocaron numerosas concentraciones frente a la sede de la empresa para exigir soluciones al problema de los ruidos. En 1996, y en el marco de esta misma lucha, representantes de la empresa y la asociación trataron de consensuar medidas ante la comisión municipal de Urbanismo y, tras esta reunión, la Consejería de Medio Ambiente realizó un estudio a instancias del Ayuntamiento.

Pese a la quejas vecinales la empresa consiguió obtener el AAI, además ha implantado iniciativas relacionadas con el ahorro energético, tratamiento de las aguas, minimización y valorización de los residuos, reducción del ruido emitido, así como la reducción de las emisiones contaminantes.

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