Euforia en Barakaldo a la espera de un 'grande'

El ambiente no pudo ser mejor en Lasesarre, el particular teatro de los sueños gualdinegros. Dos horas antes la afición se había citado en Bide Onera para iniciar una kalejira hasta el estadio, con charanga incluida. Como motivación extra varios jugadores se dejaron ver por allí antes de dirigirse al campo. Un escenario en el que unos y otros se fundieron como nunca para disfrutar de un encuentro que todos tardarán mucho tiempo en olvidar. Después de la pesadilla sufrida la pasada temporada en Huesca, con la eliminación sobre la bocina en la prórroga ante un rival que luego recibió al Barça, la parroquia baracaldesa ansiaba festejar lo que para ellos es como un título. Una victoria que celebró desde lo más alto el expresidente y socio número 1 Daniel Sedano fallecido justamente en la mañana de uno de los días más felices que se recuerdan en los últimos años en la localidad fabril. Quería verlo desde un sitio privilegiado.

El encuentro comenzó eléctrico, como se presuponía. Los dos conjuntos salieron a por todas. El primero que probó suerte fue Yurrebaso. En el minuto 6 intentó empujar dentro de las mallas un centro de Armiche, jugador que volvió loco a los contrarios con su velocidad y desborde. Espin, por su parte, puso un centro instantes después en el área contraria que se paseó por la misma línea de gol. Quien sí acertó fue Alain Arroyo, el pichichi del equipo. En el minuto 16 fue el más listo al coger un balón suelto en el área pequeña, después de varios rechaces, y transformarlo en el gol decisivo de la noche. Con esta diana son tres ya las que ha conseguido en Copa, las mismas que lleva en Liga.

El gol les había impulsado, les había dado más hambre de Copa. Lo intentaban por ambas bandas, por arriba, buscando incesantemente espacios y huecos. Armiche también probó desde lejos, al igual que Albisua, pero éste de cabeza tras un centro por la izquierda de Héctor.

Vuelta de honor

El conjunto valenciano se empleó a fondo durante todo el envite con constantes faltas, que no hacía más que encender a una grada ya de por sí activa. Tras el paso por vestuarios Armiche, uno de los más activos en el bando fabril, puso a prueba a Company con una falta directa, antes de desperdiciar un mano a mano con el meta rival, a quien David Martín le hizo poco después volar. Alejandro también tuvo trabajo, sobre todo en los últimos instantes. Pese a que el Barakaldo tuvo controlado el partido el Huracán trató hasta el final de cambiar el signo de un choque que el destino ya tenía escrito. Los casi 6.000 aficionados que poblaron Lasesarre rompieron de alegría con el pitido final. Esta vez sí. Resoplaron y aplaudieron con fervor la vuelta de honor de sus héroes. El sueño se ha cumplido. Ahora espera un grande.