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Simeone da instrucciones en el partido contra el Real Madrid.
Simeone se ciega en los derbis europeos
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Simeone se ciega en los derbis europeos

El técnico argentino no aprendió la lección de Lisboa, despreció el fútbol y el balón, quiso aguantar encerrado y se estrelló con los cambios

Amador Gómez

Jueves, 23 de abril 2015, 18:05

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El Atlético de Simeone conquistó la Liga Europa y la Supercopa de 2012 por goleada (3-0 y 4-1), pero ya necesitó la prórroga y la suerte en la final de Copa de 2013 ante el Real Madrid para vengarse en el Bernabéu (1-2) de 14 años de frustración, y al técnico argentino se le ha nublado después la vista táctica en los duelos decisivos contra los blancos en el viejo continente. En tres partidos en Europa, la final perdida en el minuto 93, con el Atlético fundido y colgado de su portería, y la eliminación en cuartos de la presente Champions, sin una sola ocasión clara ni en el Calderón ni en el Bernabéu, donde los rojiblancos renunciaron por completo al fútbol y pretendieron aguantar encerrados para llegar a la prórroga o los penaltis. Simeone no aprendió la lección de Lisboa.

De nuevo, el Atlético encontró su castigo cuando el tiempo reglamentario agonizaba, en este caso en el minuto 88, después de que los rojiblancos hubiesen llevado el partido a su terreno y sobreviviesen gracias a Oblak, hasta que les mataron la expulsión de Arda Turan y Chicharito. El portero esloveno no pudo acabar imbatido, pero está haciendo olvidar a Courtois. Sin embargo, el campeón de Liga y subcampeón de Europa nada tiene que ver en ataque sin Diego Costa, porque su sustituto, Mario Mandzukic, un 9 puro de área, no tiene capacidad para explotar en velocidad ni sacar petróleo de cada contra, como hacía el hispano-brasileño.

Este Atlético de Madrid tan diferente al que superó al Madrid en la Supercopa, en los octavos de Copa y en la Liga (4-0), quiso triunfar en el Bernabéu sólo con la destrucción, el conservadurismo y el balón parado en forma de saques de banda. Celebraba el 0-0 de la ida, y en la vuelta fue más rácano si cabe, a años luz del Atlético valiente, e incluso jugón, que asombró la temporada pasada en Europa con exhibiciones ante el Milan, el Barça y el Chelsea. Despreciado el fútbol y el balón contra el Madrid, el Atlético volvió a pagar su renuncia al ataque, su compromiso exclusivamente defensivo y su falta de ambición.

Al igual que la campaña anterior Europa se rendía al Atlético y el mundo del fútbol elogiaba al equipo y a Simeone por, entre otras virtudes, el poderío físico y táctico, el sacrificio colectivo, el espíritu y la fe, el técnico rojiblanco y su bloque son ahora vilipendiados, y no sólo por su agresividad, que también ha descendido más de un peldaño. «Lo que menos me hubiera gustado habría sido tener que jugar contra el Atlético. El fútbol tiene que ver con la alegría y el espectáculo y eso es algo que ese club no defiende», lanzó este jueves en alusión al Atlético el mítico Karl-Heinz Rummenigge, presidente ejecutivo de un Bayern que se ha convertido en el gran coco del sorteo de semifinales que se celebrará este viernes a partir de las 12.00 horas.

Todo el mérito de la eliminatoria fue madridista, que, errores arbitrales puntuales al margen por los que se pudo ver perjudicado el Atlético, tuvo ocasiones suficientes para poder haber sentenciado ya en el Calderón. La situación se complica aún más si, como ocurrió en la vuelta de cuartos en el coliseo blanco, Simeone se estrella con las sustituciones: Gabi por Saúl -poco mejoró el equipo con el veterano-; Raúl García por Griezmann -pelea a cambio de talento y desborde-; y Giménez por Tiago. Es decir, mayor contención, con cinco defensas, para esperar la suerte de los penaltis sin hacerse acreedor a ellos.

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