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José Mourinho en un entrenamiento del Chelsea.
La mala hora de Mourinho

La mala hora de Mourinho

Tiene que ser humillante para el soberbio técnico portugués el escaso crédito que parece tener en el Chelsea, donde se piensa en su destitución tan solo por un mal inicio de temporada

Jon Agiriano

Sábado, 7 de noviembre 2015, 02:36

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La grave crisis del Chelsea nos tiene atrapados a muchos como un buen relato de suspense. Frente a lo que se está cociendo a fuego lento en Stamford Bridge, todas las demás cuestiones de la Premier pasan inevitablemente a un segundo plano. Sé que es injusto, que uno quizá debería dedicar estas líneas a la hombrada del Leicester City y a bucear en la gran historia de Jamie Vardy, un chaval conflictivo que, en apenas tres años, ha pasado de jugar en el Halifax de la séptima división y de trabajar en una fábrica a convertirse en el máximo goleador de la liga inglesa. Pero qué se le va a hacer. La carne es débil y lo de Mourinho pasándolo mal con su equipo en el puesto decimoquinto a cuatro puntos del descenso da mucho morbo.

La reacción del técnico portugués a lo que está sucediendo no creo que haya sorprendido a nadie. Un egomaniaco como él, que jamás ha admitido un error y ha hecho un arte de la búsqueda de culpables externos a sus derrotas, es lógico que, en este momento, se considere víctima de una turbia conspiración arbitral, federativa, mediática y hasta masónica, si me apuran. Cualquier día le veremos tronando contra la Gran Logia de Covent Garden. Tampoco ha podido extrañar a nadie la actitud de Mourinho en esta mala hora. Sus declaraciones son cada vez más agrias. Días tras día, se afana en mostrar su absoluto desprecio a los periodistas, a quienes a este paso acabará dedicando miradas como las de Jack Nicholson en 'El resplandor' cuando pegaba hachazos a la puerta del baño. Otra de sus obsesiones es dejar muy claro, con su infinita displicencia, que nada de lo que está ocurriendo en el Chelsea es culpa suya ni le afecta demasiado porque él está por encima del bien y del mal.

Bien pensado, esto último puede ser cierto. Lo reconozco. Si este cronista tuviese un finiquito de 50 millones de euros en caso de despido también tendría una consideración estratosférica de sí mismo. Es más, es probable que, en mis días más expansivos, llegase a la redacción en una cuadriga con un esclavo sosteniéndome sobre la cabeza una corona de laurel y recordándome que soy mortal. ¿Cómo no va a decir Mourinho, después de cada derrota, que se marcha a su casa de lo más tranquilo? Tras la derrota contra el Liverpool, por ejemplo, dijo que se iba a ver la final del Mundial de Rugby y reconozco que entonces sí que me sobresalté un poco. Y es que Mourinho y el rugby representan conceptos y valores antagónicos.

Más allá de sus poses altivas y de su arrogancia medular, estoy convencido de que el entrenador de Setubal lo está pasando muy mal. Y es que tiene que ser muy humillante para él, 'The Special One' al fin y al cabo, que por una simple mala racha de resultados se esté hablando tanto de su inminente destitución. Dicho de otra manera: apenas seis meses después de haberse proclamado campeón de Liga su crédito como técnico es tan precario que puede saltar por los aires en doce jornadas. Imagino a Arsene Wenger, Rafa Benítez o Manuel Pellegrini riéndose a carcajadas en la intimidad. Tan chulo y no te echan en octubre por la cláusula, jua, jua.

La verdad es que todo esto no tiene mucho sentido. Reconociendo que 'Mou' me parece un personaje ridículo y que verle furioso en este barrizal me está produciendo un placer insano, creo que se está siendo injusto con él. Que un entrenador de su categoría y de su palmarés pueda ser ajusticiado por un mal arranque de temporada, como si fuese un cualquiera, un recién llegado que no hubiera demostrado nada antes en el club, me parece algo absurdo, de una ingratitud desconcertante. Salvo que la plantilla se haya amotinado contra él porque ya no le soporta, algo sobre lo cual se ha especulado pero de lo que no tengo la más mínima idea, no veo ninguna razón para destituirle. Es lo que vino a decir Jurgen Kloop hace unos días, cuando recordó que él también tuvo un comienzo de temporada horrible el año pasado con el Borussia de Dortmund y a nadie se le ocurrió cesarle en aquel momento.

Sí, ya sé que aguantar a un estricto resultadista cuando le abandonan los resultados es muy duro, pero creo que Mourinho se ha ganado mucho más crédito en el Chelsea del que algunos quieren darle. No olvidemos tampoco que la afición de Stamford Bridge sigue estando todavía con él. Yo no descarto que logre resucitar a su equipo. Es más, ya me estoy preparando, por si acaso, para su retorno triunfal. Será tan insoportable que me estoy buscando un bunker en la costa de Albania para no tener que escucharle. Dicen que están baratitos.

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