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J. Gómez Peña
Viernes, 26 de mayo 2017, 16:58
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La felicidad mide diez kilómetros. Mikel Landa se ajusta a su postura preferida, la de uno de sus ídolos, Marco Pantani: manos abajo en el manillar, cuerpo hacia delante, de puntillas sobre los pedales. Crujen las mandíbulas. El dolor es penetrante. Es su tercera fuga ...
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