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Imagen central del ‘Ultrashow’ del dibujante Miguel Noguera en el último Tracking Bilbao.
Bilborock se reinventa en su 20 cumpleaños

Bilborock se reinventa en su 20 cumpleaños

El centro de La Merced está en proceso de cambio para abrirse a la cultura digital y la creación multidisciplinar

Iñaki Esteban

Jueves, 6 de abril 2017, 01:49

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Veinte años atrás, Bilbao ya contaba con el metro de Foster y sólo faltaban unos meses para que se inaugurase el Guggenheim, símbolo del cambio de la ciudad. En abril de 1997 se abrió también Bilborock en un barrio que permanecía en la sombra, deprimido, y que hoy se ha transformado en un foco creativo y dinámico, sede de estudios de artistas, diseñadores, arquitectos y negocios relacionados con la cultura. Bilborock y un año después Bilbao Arte, ambas iniciativas del Ayuntamiento, nacieron para comenzar la remontada, para dar una nueva vida a Bilbao La Vieja, entonces seriamente aquejada de problemas de drogas y seguridad ciudadana.

Situado en la antigua iglesia de La Merced, pegada al colegio de las Mercedarias hoy desaparecido, por ese espacio dedicado sobre todo a las artes escénicas han pasado en sus dos décadas de vida 900.000 personas, que han asistido a 1.620 conciertos, 1.350 funciones de teatro, 370 proyecciones y 5.000 jornadas y eventos. También ha funcionado como centro de creación con sus célebres locales de ensayo.

En los últimos veinte años, el mapa cultural de la ciudad ha cambiado mucho. Azkuna Zentroa, el ZAWP de Zorrozaurre y las salas privadas que ofrecen música en directo han empujado para que Bilborock busque un espacio nuevo y propio. Bajo el lema Mucho más que rock, el Ayuntamiento comenzó en noviembre de 2015 un proceso participativo en que se han recogido 155 propuestas a través de entrevistas directas, online y mensajes recibidos en una cuenta de Twitter.

Además, se ha formado el denominado Grupo Motor, compuesto por creadores conocedores de la historia y del presente de este centro para ayudar a definir su futuro, dirigido a los jóvenes de entre 18 y 35 años.

«Desde los 14 a los 18 años he estado en sus locales de ensayo con varias bandas. He participado en el Villa de Bilbao y he sido jurado del concurso. Ganamos el premio de bandas noveles en 2009 con Autoestereo, un grupo de rock setentero. Allí te relacionas, haces amigos que aún conservo, creces como persona y como músico, y si te falta un guitarrista o un baterista seguro que lo encuentras en alguno de los anuncios que pone la gente», relata Jagoba Ormaetxea, miembro del grupo de reflexión, fundador de la productora Taom (que trabaja para Sony y Warner) y compositor de canciones para Malú y Pastora Soler.

Por Bilborock han pasado Robbie Williams y The Corrs, que poco después llenaron estadios, Amaral, Antonio Orozco, Julieta Venegas y Los Tigres del Norte. Con una continuada programación de teatro, Charo López, Silvia Tortosa, Antonia San Juan y Dani Rovira, además del cómico Leo Bassi, se han subido a su escenario.

Pero el futuro de Bilborock no pasa por las estrellas, sino por ofrecer a los jóvenes los instrumentos para su desarrollo creativo y alternativas para su ocio nocturno. «Los jóvenes de hoy no tienen nada que ver con los de hace 20 años», constata Oihane Agirregoitia, concejala de Juventud y Deporte del Ayuntamiento. «Bilborock tiene que ser mucho más que un centro que programa espectáculos. Debe convertirse en un lugar de encuentro de referencia de las distintas culturas, incluida la digital, muy presente ahora con los gamers y fenómenos similares. Se trata de acompañarles en sus inquietudes y de que dispongan de recursos», añade.

Como los jóvenes han cambiado, la cultura también. «En Bilborock se hacen ahora talleres, master classes, pases de moda, ferias de discos... Todo eso es también cultural», argumenta Juan Dopico, participante del Grupo Motor y miembro del colectivo Caostica, que organiza desde 2003 el festival de vídeos y cortometrajes del mismo nombre.

Bodypainting y electrodance

Algunas de las actividades del certamen -como las fiestas bizarras de la entrega de premios- tienen lugar en el centro de La Merced, en el que Caostica también celebra Tracking Bilbao, muestra de diferentes formas de expresión ligadas a la cultura popular en la era digital. «El equipo técnico de Bilborock es de diez. La gente de fuera se queda encantada. Se siente a gusto en las actuaciones y les parece curioso que se celebren en una antigua iglesia tan bien preparada», incide Dopico, asiduo del centro y de los conciertos del Villa de Bilbao «desde siempre», desde hace 20 años.

En el programa para este mes hay conciertos, encuentros de jóvenes con personas creadoras en YouTube, seminarios de bodypainting, producción de audio, electrodance, paneles de cultura urbana, monólogos de humor y la proyección de documentales. El presente ya se empieza a parecer al futuro.

Hugo Markaida ha ganado dos veces el Villa de Bilbao, en la categoría de metal, con dos bandas diferentes, The Flying Scarecrows y con la que toca en la actualidad, Rise To Fall. Ha tocado allí unas quince veces y ha presentado tres de sus discos. «Pisé Bilborock por primera vez a los 13 o 14 años y sigo yendo a muchos conciertos. Entiendo que ahora se programen otras cosas, pero a mí me da un poco de pena que la música haya pasado a un segundo plano. Las salas privadas han aumentado las posibilidades para tocar y esta, aunque es perfecta, también resulta cara. Hay que pagar a todos los que trabajan, cómo no, pero siendo una institución pública deberían poner tarifas especiales para los grupos locales».

El futuro está abierto y, ahora más que nunca, se admiten sugerencias. Música e imagen, lo digital y lo virtual, la danza y el movimiento, los seminarios y las clases de expertos, todo esto acogerá en su seno el futuro Bilborock.

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