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Charlie Mysterio, Kiki D’Akí y su marido Sergio López de Haro.
La movida doméstica

La movida doméstica

Charlie Mysterio y Kiki D’akí, ex Las Chinas, ofrecieron en el Colegio de Abogados sendos repertorios de canciones domésticas, cotidianas y urbanitas que engarzaron con el espíritu de La Movida

Óscar Cubillo

Jueves, 19 de enero 2017, 14:22

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Si el sábado pudimos catar La Movida madrileña más grande y popular gracias a los conciertos en Miribilla de Hombres G y Los Secretos, el jueves, en el Colegio de Abogados de Bilbao, encontramos su cara B, tan underground que apenas sale de lo doméstico. Y domésticos fueron la ejecución y muchos mensajes de los repertorios interpretados por sendos oficiantes en un salón de actos jurídico con buena entrada.

Con 23 minutos de retraso (los músicos se despistaron con la hora; menos mal que estaban en un hotel cercano) abrió la dupla el espigado Charlie Mysterio (Los Caramelos, La Ruleta China, ahora con Ignacio de los Zodiacs tiene un proyecto bautizado Warren y Los Primitivos), que en 48 minutos ejecutó 14 piezas susurradas y cuasi recitadas, bastante herméticas, entre Corcobado, donostiarras de mesa camilla como Le Mans y a veces Javier Krahe. Armado con una guitarra eléctrica Epiphone, en solitario (menos en la última, en trío con los siguientes intervinientes), Mysterio alternó varias versiones (Deseo carnal de Alaska y Dinarama para empezar, luego Verano muerto de Los Bichos, después un recuerdo felino y humorístico a Kevin Junior), y despuntó en tres piezas: una a lo Krahe, otra gótica como los primeros Marlango cantando a Carmen (la mejor), y un pop europeizado.

Demasiado largo fue el telonero, porque luego la más célebre Kiki DAki (María José Serrano, León, 1954) sólo cantó 11 piezas en 37 minutos a dúo con el guitarrista de la Stratocaster de su marido Sergio López de Haro (vale, una de ellas en trío con Mysterio). Si cuando estaba en Las Chinas ya se decía que Kiki desafinaba, con el paso de las décadas la vocalista pop ha medrado en seguridad, pero su garganta sigue siendo desvalida e insegura, a veces sufriente. Kiki presentó bastantes versiones: Ayer y hoy de Armenteros-Fórmula V; un par de títulos de su gran influencia Vainica Doble como la teatral y dramática Pasos en falso y la hippie, mística e inteligente Azul; Como en un espejo, del último Bernardo Bonezzi (el difunto líder de Los Zombis); una de Las Chicas que a su vez fusilaba el Eco Beach de Martha and the Muffins (la titularon La secretaria) y otra de Francoise Hardy para despedirse. Su estilo fue doméstico, cotidiano (Domingo), a lo donostiarra también (Le Mans, La Buena Vida), y no faltaron canciones suyas como su mayor éxito Accidente (de infidelidad) o El futuro (la de a veces lloro por una mancha en la pared).

¿Saben qué?... El concierto de los Hombres G estuvo mucho mejor, dicho sea sin faltar el respeto a estos dos bolillos tan íntimos, sino para que no perdamos las referencias, los parámetros a la hora de analizar un concierto.

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