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Óscar Cubillo
Martes, 29 de noviembre 2016, 16:15
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Ambientazo el lunes en el Antxiki, como nos gusta llamar a la sala superior del Kafe Antzokia. El local estaba lleno, la barra animada y la concurrencia era mixta, internacional (un grupo de americanos veteranos, ellos bien plantados, ellas rubias, en un lateral del tablado) y entregada: daba palmas sin que se lo pidieran, coreaba a veces, interpelaba en diversos idiomas al artista y se reía con su cercanía, pues sabía palabras en castellano y hasta en euskera: 'eskerrik asko' y el 'osasuna' con el que brindaba con vino. Buen ambiente y buen rollo. El halagador intérprete, Tim Easton, subrayó en una ocasión en inglés: «Gracias por venir. Lunes por la noche, fútbol en la tele Sois gente especial». Ejem
El simpático Tim Easton, nacido en Nueva York hace 50 años, criado en Akron, Ohio, y ahora residente en Nashville, Tennessee, tocado con un sombrero bajo el que se desparramaban sus rizos ofició cual cantautor versátil, variado, efectivo, divertido, próximo y polivalente: sólo con su acústica y esporádicamente la armónica, más la ayuda del baterista, lo llenaban todo. El percusionista melenas y barbado James Dommek Junior, natural de Alaska y al que el jefe identificó así, en castellano: «El batería inuit. A veces la palabra es esquimal».
20 piezas bien ordenadas en 105 minutos crecientes en dureza rítmica e intensidad ejecutoria sonaron en esa velada de lunes. Easton comenzó con blues hippioso idóneo para San Francisco Bay pero con la actitud de Jesse Malin y la simpatía de Jonathan Richman: ¡a la primera se le rompió una cuerda e informó que era la más gorda y que nunca le había pasado, que le parecía increíble, que eso solo le ha sucedido en Bilbao! Easton sabe ser moderno y sudista a lo Corey Harris y romper en rock americano universal a lo Danny Champ, Elliott Murphy (la oda 'Elmore James', la enumeración narcótica de 'Dear Old Song & Dance'). Rocanroleaba como los Violent Femmes, o como John Cougar (los viajes a su adorada Alaska en 'Northbound'), y lo alternaba con folk de sangre celta, frotaba pistolero la slide, versionaba el folk británico en canciones de chicas trabajadoras, cantaba al tinto de borgoña ('Burgundy Red', tamborero y rocanrolero) y también a sí mismo ('Crazy Motherfucker From Shelby, Ohio', creciente).
Tim Easton cerró en el Antxiki la gira española de 8 bolos en nueve días (uno libre), y dijo que le quedaban pocos discos para vender, dos vinilos y dos CDs, y nada más acabar la gente contenta ya se los estaba reclamando.
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