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Loquillo, retratado en una populosa calle de Barcelona por Thomas Canet, uno de los fotógrafos que mejor han captado el mundo de la música.
«Con talento se nace, lo que sucede es que uno todavía no lo sabe»

«Con talento se nace, lo que sucede es que uno todavía no lo sabe»

El rocker inaugurará el viernes las jornadas Innova Bilbao con un discurso sobre la actitud y la «capacidad de gestionar nuestras propias posibilidades»

Miguel Pérez

Domingo, 10 de abril 2016, 16:34

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José María Sanz, Loquillo, jugó de joven al baloncesto y allí en las canchas alternó con una generación de oro y mármol. Primero en el Alpe. Luego en el Cotonificio. Con Epi, Solozábal, Jiménez, Manel Comás... Aíto García Reneses de técnico. Magia en la cancha. Eso fue hasta que el rock se le cruzó en un camino sin retorno. Un camino sin retorno en el rock es cuando Elvis muere en agosto y vistes una chupa de cuero el resto del verano en Barcelona. Sabes que vas a sufrir, pero debes respeto. Un día llegó a la cancha con los ojos pintados de negro, la rebeldía del punk rock británico en la mirada. Aquello constituyó una incompatibilidad manifiesta. Sin embargo, hoy, a los 55 años, Loquillo continúa aplicando las mismas estrategias del basket a la música, ese oficio que se nutre a partes iguales de talento y actitud.

De ambas virtudes hablará el rocker catalán el próximo viernes en la inauguración de Innova Bilbao, un foro impulsado por EL CORREO que llega a su cuarta edición centrado en la creatividad empresarial, la formación y la búsqueda de nuevos caminos en la innovación. Entre los días 15 y 16, por el auditorio del Museo Guggenheim pasarán profesionales de ámbitos diferentes, desde la cultura a la política, la economía, el marketing o la comunicación, que divulgarán sus experiencias en conferencias, mesas redondas y ponencias. Loquillo no habla en esta entrevista de Viento del Este, el disco que publicará este mes y en el que el personaje vuelve a confirmar su leyenda. Ni del concierto que el 24 de septiembre ofrecerá en la meca del rock español: la madrileña plaza de toros de Las Ventas. No. Aquí Loquillo habla del respeto, esfuerzo y talento que han convertido el apodo que un día le puso Epi en «una marca» cuyo secreto «está en ser tú mismo».

¿Qué es el talento?

La capacidad de gestionar nuestras propias posibilidades, poder sacar adelante todas nuestras virtudes y saber funcionar con ellas.

«Soy un gestor de talentos», dice.

Sí, la mayoría del tiempo lo he hecho inconscientemente, guiado por la intuición, porque tengo la característica de no ser músico y pensar como el público. A veces, como músico o como escritor tienes el problema de vivir en una búrbuja y alejarte del mundo real. Cuando salgo a un escenario, yo tengo más claro lo que la gente quiere de un show de Loquillo. Estoy en su lugar. Pero para que eso funcione, debes estar rodeado de los mejores talentos.

Loquillo es un tipo concienzudo. A las siete de la mañana ya está en disposición de llamar por teléfono a sus colaboradores para contarles una idea, un arreglo musical, un proyecto. Su banda es una familia y la consecuencia de una década de trabajo y compenetración en los escenarios y en el estudio. «Es la banda de rnr más perfecta del país y con ella conseguimos el comportamiento anárquico de lo que es el rock and roll», se ufana su frontman, quien renuncia a bautizarla. «No hace falta ponerle nombre cuando cada uno de sus miembros tiene una trayectoria y una personalidad propia».

Otra frase suya: «Me gusta trabajar con gente que sabe más que yo».

Si yo soy mejor que la mayoría, vamos mal. Me gusta aprender, porque en ello va implícito un afán de superación, y aprovechar el talento de quienes me rodean. Soy un vampiro del siglo XXI (risas). Los del XVIII le dejaban a la persona muerta en el primer minuto. Pero lo interesante es mantenerla con vida y seguir chupando sangre (más risas).

¿Ha aprendido mucho?

Sí. Un ejemplo: cuando empecé a hacer discos de poetas a principios de los 90 Gabriel Sopeña, un grandísimo compositor y amigo, me abrió la mente a un vastísimo mundo literario. Eso supone un enriquecimiento brutal. Y es bueno tener alrededor a gente que te equilibre y no te adule todo el día...

...mantenerse dentro de los márgenes de la realidad.

Una banda de rock y un autor no pueden aislarse y vivir en un mundo ideal porque el mundo no es perfecto. Me gusta escuchar la música mezclada con el ruido de fondo y los gritos del publico. Y en la vida sucede lo mismo: si te pones casquitos y quieres escuchar todo muy limpio, das la espalda al mundo.

¿Qué es la actitud en un artista?

Un artista debe estar en tensión o llega la autocomplacencia y pierde. Audacia. Para mí, el rock es la escuela de la vida. No se trata de salir de gira y luego hacer un libro del tour como si hubiera salido de excursión. El rock me ha llevado a conocer a poetas, músicos, escritores y cineastas, a viajar por el mundo y entrar en contacto con culturas diferentes. Soy Sagitario y, por tanto, pasional, emocional e intenso hasta límites insospechados. Conozco a músicos que están aquí no para ganarse la vida, sino para jugársela. Y siempre ha habido otros para quienes la música es un divertimento. Para mí es un oficio.

Ahora que el marketing reivindica el valor de la juventud, sigue en los escenarios con 55 años.

Yo estoy en la mitad del camino y tengo muchas cosas que decir. Pasar la frontera de los 50 años no quiere decir que deba haber tabués ni clichés. Desgraciadamente, en el mundo occidental no hemos aprendido nada. En los países que nosotros llamamos tercermundistas, a quien llega a la vejez se le escucha porque tiene la experiencia. Nosotros les metemos en el geriátrico. Y luego hay una cosa clara: si tiras la toalla, lo mejor que puedes hacer es irte al campo a vivir con los pajaritos y tocar la acústica en el porche de casa. Yo no puedo. Soy urbanita, me gusta estar en el centro de la ciudad.

¿Dónde se halla el equilibrio?

El equilibrio consiste en jugar con la experiencia y tener la fuerza y las ganas de la juventud. Entre el bajista de la banda, Alfonso Alcalá, y yo hay 25 años de diferencia. Nunca me he negado a trabajar con gente más joven que yo, de la misma manera que sigo pensando que es fundamental aprender de los mayores. Pero los ojos, siempre bien abiertos.

¿Cuál es el engranaje que hace funcionar a una banda?

Hay que matar los egos. El baloncesto es un deporte individual que se juega en equipo, no al revés. De eso se trata. Si gestionas esos talentos y esos dones individuales en beneficio de una idea, la cosa funciona, respetando siempre la idiosincrasia de cada uno y dándole los minutos de juego que necesita. Pero nada funciona con jugadores que se creen mejores que sus compañeros o incluso mejores que el entrenador. Por otro lado, en el rock and roll hay que ser generoso. No puedes trabajar desde tu punto de vista, sino con amplitud de miras.

Es una cuestión de respeto.

El respeto es la clave siempre que se trabaje duro. De vez en cuando es bueno volver a galeras. Irse de un estudio de grabación perfecto a un local de ensayo pequeño y sin comodidades. La autocomplacencia es el peor enemigo del talento.

¿Y la técnica?

Nunca hay que sustituir la emoción por la técnica. Es mejor tener una persona emocionalmente dispuesta a disponer del técnico perfecto. Somos personas y hemos de funcionar como personas. Quien olvida eso en la música, como en cualquier empresa, se equivoca.

Actor de su personaje

En Viento del Este cuenta con más de media docena de compositores. Siempre reparte las canciones entre varios autores.

Una buena canción es una buena canción y al público le importa poco de dónde viene. En un show, el público percibe la voz y la canción y quizá luego descubra al compositor. Yo busco en cada uno de ellos a un personaje que llevo dentro. Ahora ya sé cuáles son esos personajes y, por lo tanto, llamó a los compositores que lo sacan al exterior. Soy actor de mi propio personaje, que sólo necesita buenos guiones. Trabajomucho el concepto de actor.

Es fan de John Casavettes.

Absoluto. Y me ha enseñado que los proyectos generalistas sirven para hacer proyectos minoritarios que me ayudan a crecer como artista. Proyectos superpopulares me ayudan a financiar obras como Mujeres en pie de guerra, el primer documental hecho en España que aborda la resistencia antifranquista desde el punto de vista de género, o realizar una gira de poetas en los teatros. No debo nada a nadie ni he tenido nunca una subvención.

Éste es un país de subvenciones.

Las subvenciones no ayudan, no crean infraestructura y y generalmente han sido repartidas desde una mesa camilla. Yo he aprendido a no esperar nada y buscarme la vida. Esponsorizo al equipo de baloncesto Easo de Donosti y creo en buscar talentos dentro de casa. No hay nada peor que ver a un equipo sin un jugador nacional o autonómico. Cuando es así no me interesa porque estamos apostando por la inmediatez y cerrando las puertas al futuro. Al talento hay que dejarlo crecer, regarlo.

¿El talento se hace?

Con talento se nace, lo que pasa es que uno todavía no lo sabe. Se conoce al ganador en la recta de salida. Luego tiene que desarrollarse y el tiempo y la suerte influyen en ello. Robert de Niro decía en Una historia del Bronx que no hay nada peor que el talento malgastado, pero es Chazz Palmintieri quien precisa en la película que hay que tener las dos escuelas: la de la calle y la del estudio.

¿Qué es Loquillo ahora?

Una marca, un estilo de trabajar. Una marca no es sólamente un símbolo. Significa tener un pasado y una actitud a la hora de afrontar los retos profesionales. Una marca tiene que vender unos valores, unas señas de identidad que sean reconocibles por todos. Eso es lo mas dificil de conseguir y por lo que se pelean todos los creativos. Para mí la cosa es sencilla: el secreto está en ser tú mismo.

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