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Isabel Urrutia
Martes, 11 de agosto 2015, 00:44
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Tenía la costumbre de dirigir con los ojos cerrados. Una pena. No había una mirada como la suya. Al menos delante de una orquesta. De un azul intensísimo, punzante y eléctrico. Las pantallas de televisión se habrían derretido si hubiera hecho caso de los directivos ...
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