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Belako también estarán en el festival.

Rock para chuparse los dedos

El Mundaka Festival combina música, gastronomía y naturaleza, con un cartel encabezado por The Sonics, Echo & The Bunnymen, Loquillo, Anti-Flag... y los productos de Urdaibai

Carlos Benito

Jueves, 23 de julio 2015, 00:00

En un lugar tan obsesionado por la jamada como Euskadi, la música y la gastronomía están condenadas a entenderse, y el Mundaka Festival nace con la intención declarada de propiciar esa buena relación. Al fin y al cabo, ya suele decir Ferran Adrià que la cocina es el nuevo rock and roll, y la suma de ambos mundos en un mismo evento cuenta ya con cierta tradición: los organizadores del nuevo festival de Urdaibai han citado como referencia el Big Feastival, un curioso híbrido que montan el chef televisivo Jamie Oliver y el bajista de Blur, Alex James, y más cerca de casa tenemos ejemplos como aquel Morcilla Rock de Villarcayo, que incluía morcillada en el precio de la entrada, o las catas abusivas de caldos de la tierra que suelen acompañar algunas estancias en el Sonorama Ribera. En Mundaka, las mañanas y la primera hora de la tarde tratarán de cautivar sobre todo al sentido del gusto, con talleres para niños (de queso idiazábal y de talo), degustaciones de productos de la comarca (bonito, conservas de pescado, ternera, pimientos de Gernika...) y 'shows' de cocina.

Pero, aparte del rock y la gastronomía, el Mundaka Festival cuenta con un tercer ingrediente que redondea su atractivo. Y es Mundaka, claro: los asistentes tendrán la oportunidad de sacar todo el jugo a ese entorno privilegiado, en un evento que se define como "amable, cercano, diferente, sostenible, verde y mágico". Los organizadores insisten en que se trata de un programa "sin agobios", libre de las colas y de las condiciones estresantes que caracterizan a certámenes más agigantados, de manera que los espectadores puedan disfrutar del festival y también de cuanto lo rodea. Incluso han incorporado varias propuestas de deporte familiar, como el 'clinic' de surf para niños y adolescentes, el bautismo y la travesía popular de SUP ('paddle surf') o la mañana de limpieza de costas. Los conciertos tendrán lugar en la península de Santa Catalina, que no es cualquier sitio: al fin y al cabo, desde hace siglos se consideró un deseado puesto estratégico por su ventajosa perspectiva sobre la ría. Y el aforo se ha restringido a cuatro mil personas, para evitar apreturas más propias de esas conservas de pescado del primer párrafo.

Pero el corazón de todo esto sigue siendo el rock, con tres jornadas de importancia creciente, al menos si utilizamos como criterio el precio de las entradas de día. El jueves, las estrellas son los estadounidenses Anti-Flag, veterano grupo punk de Pensilvania cuya prehistoria se remonta a los últimos años 80. Encabezados por el siempre juvenil Justin Sane, delatan ya en el nombre su naturaleza propensa a la confrontación y la insurgencia: Anti-Flag (que traen todavía calentito su noveno álbum de estudio, 'American Spring') siempre han dado la cara en el activismo social, con un ideario que subraya inquietudes como el antimilitarismo y la defensa de los derechos humanos, pero que abarca desde el apoyo a los animalistas de PETA hasta la oposición al 'fracking'. Por delante de ellos actuarán The Uskis y Smile, y por detrás estarán Rural Zombies y Belako.

Luna casi llena

El viernes, le corresponde ejercer de cabeza de cartel a Loquillo, todavía más veterano que Anti-Flag: el Loco lleva en el negocio desde el arranque de los 80 y ha sabido adaptarse con estilo a los nuevos tiempos, hasta convertirse en lo más parecido que tiene este país a un clásico del rock. Su álbum de este año junto a los Nu-Niles es una reivindicación impetuosa y nada nostálgica de ese clasicismo, que incluye la recuperación de temas míticos de su discografía como 'Quiero un camión' o 'Eres un rocker'. El programa de la segunda jornada se completa con MobyDick, Sinnerdolls, Cactüs, Dead Bronco, Travellin Brothers y Unclose.

Y, con las dos estrellas del sábado, damos un par de pasos más en esa ruta que parece ir remontando la historia del rock. Primero subirán al escenario Echo & The Bunnymen, ingleses fundados en 1978 y encabezados desde siempre por el esteta bocazas Ian McCulloch. En el entorno del post-punk, codo a codo con colegas más ligados a la estética siniestra, Echo & The Bunnymen recuperaron claves del glam y el rock de los 60 y dieron forma a un elegante cancionero que no parece caducar: la joya del lote es, cómo no, la misteriosa y evocadora 'The Killing Moon'. Siempre es bonito escucharla al aire libre, bajo la luna de verdad, que el 1 de agosto estará prácticamente llena. Ian y sus chicos precederán a otros muchachos, que se imponen de manera incontestable en este particular campeonato de veteranía. Porque lo de The Sonics no es normal: surgieron en Tacoma (Washington) en los primeros 60, se inventaron un sonido agresivo y cerril que les convirtió en referencia y continúan ahí, con setenta y tantos, doblegando con su energía y sus gritos maniacos a grupos que podrían ser sus nietos o, si apuramos, hasta sus biznietos. Este mismo año, han editado el retorno más improbable de la historia, 'This Is The Sonics', su primer álbum de material nuevo en... ¡49 años! La jornada del sábado incluye también a Smoke Idols, Peachy Joke y, como fin de fiesta, We Are Standard. On egin!

Vídeo: The Sonics - Bad Betty

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