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Los Planetas.

Los Planetas, santos patrones del indie

La banda granadina, seña de identidad para una generación, vuelve a Bilbao y trae calentito su primer material en cinco años

Carlos Benito

Miércoles, 10 de junio 2015, 17:57

'Pequeño circo', la historia oral del indie español que publicó hace unos meses el periodista Nando Cruz, sirve para darse cuenta de la excepcionalidad de Los Planetas dentro de su generación. Para empezar, por su propia vigencia, que se ha extendido ya más allá de la frontera de los veinte años: el libro está repleto de grupos coyunturales a los que engulló el olvido, de proyectos truncados por una causa o por otra y de aspirantes a un éxito que nunca llegó. Y, ahí en medio, como un nombre más de aquella explosión alternativa de finales de los 80 y principios de los 90, aparecen Los Planetas, la banda granadina que bien entrado el siglo XXI mantiene su tirón y se ha convertido en símbolo generacional, hasta el punto de gustar a varios políticos y, según se cuenta, a una reina.

El volumen también muestra otra marcada singularidad de Los Planetas: son los que más importancia atribuyen a aquel periodo de la música española y, seguramente, los que más en serio se toman a sí mismos. "El discurso de Los Planetas aún no está absorbido ni interiorizado. Le queda mucho recorrido. Son ideas muy vanguardistas", afirma el vocalista J en determinado momento de su intervención. Y también: "El indie es un movimiento cultural superimportante en España que ha hecho consciente a mucha gente de lo que pasaba a su alrededor". Quizá su tono tenga que ver con aquello de que cada uno habla de la feria según le va en ella, o quizá sea simplemente una manifestación más de esa ambición y esa conciencia de sí mismos que han permitido a los granadinos abrirse camino a través de la industria. El caso es que, ciertamente, Los Planetas han ejercido de médiums entre unos referentes minoritarios y una afición muy numerosa, que ha asumido a través de J, Florent y compañía unos sonidos y un modo de entender la música.

Lo han logrado, además, sin traicionarse a sí mismos, en un regateo continuo con los mandamases discográficos siempre es más difícil mantener la coherencia en una multinacional y con los medios de comunicación, para los que nunca han sido interlocutores fáciles: es curioso que su asombrosa capacidad para mostrarse hoscos y huidizos vaya en paralelo con una llamativa falta de tapujos a la hora de contar sus experiencias con las drogas, ese asunto que suele gustar tan poco a la hora de hablar, queremos decir a los roqueros españoles. Incluso han tenido sus épocas de mostrarse poco complacientes hacia sus propios seguidores, con conciertos en los que el repertorio esquivaba a conciencia los pasajes más inmediatos de su discografía.

Lo importante de la vida

¿Por qué, entonces, Los Planetas se convirtieron en mascarón de proa de toda aquella generación? La clave, cómo no, está en las canciones. Partían con la ventaja de cantar en castellano, en unos tiempos tan proclives a un inglés más o menos chapurreado, y contaban con un letrista que sabía reflejar como nadie los estremecimientos y zozobras de la juventud: muy en particular, esa búsqueda de nuevas sensaciones que da sustancia a tantas de sus composiciones. "Con aparente desgana, J es capaz de escribir frases memorables, flashes sobre las cosas importantes de la vida (el amor, el desamor, los amigos, el miedo, la duda, las drogas...) que no tienen parangón en el pop hecho en castellano", analiza Jesús Llorente, director de la discográfica Acuarela y autor del libro 'Los Planetas, la verdadera historia'. Temas como 'Un buen día', 'Pesadilla en el parque de atracciones', 'Segundo premio', 'De viaje' o 'Qué puedo hacer' sintonizaron con las rutinas emocionales de una juventud que no encontraba muchos reflejos artísticos de su realidad.

Actualmente, Los Planetas son una institución, reverenciada en círculos que contemplan cada novedad suya como un acontecimiento. El último es reciente: el mes pasado publicaron 'Dobles fatigas', un EP de cuatro canciones que constituye su primer material nuevo en cinco años. Lo han planteado, además, como un repaso condensado a su evolución discográfica, una historia en cámara rápida que va desde el pop ruidoso de sus comienzos hasta la obsesión flamenca de sus últimos tiempos. El disco, además, aporta por fin un respaldo inequívoco a su insistencia en que Los Planetas son un grupo politizado: en 'El duendecillo verde', cargan contra un político (¿un ministro, el presidente?) con frases tan poco diplomáticas como "no puedes ser más subnormal" o "me cago en tu puta madre". Los superhéroes del indie, tal como aparecen en la ilustración de portada realizada por el argentino Al Barrionuevo, están dispuestos a repartir mamporros si hace falta.

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