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Pinocho y su amiga Coco

Pinocho y su amiga Coco

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josu eguren

Jueves, 1 de octubre 2015, 15:18

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Al primer largometraje de Anna Justice (Remembrance, 2011) estrenado en España hay que reconocerle la osadía de proponer una nueva adaptación del relato de Carlo Collodi, un cuento amortizado desde el momento en que los maestros de marionetas de la factoría Disney dibujaron el perfil más popularmente conocido de su protagonista hace más de 70 años. Pinocho y su amiga Coco, que es como los distribuidores españoles han decidido retitular Pinocho en un alarde de originalidad, vuelve sobre las letras del escritor italiano pero desbrozando de horror los pasajes más siniestros de la historia y sobreiluminando todo lo que la aventura tiene de moraleja.

Planificada para su emisión en un doble episodio, la versión española unifica en una sola entrega de casi cien minutos el viaje de ida y vuelta de Pinocho, un muñeco de madera que se enfrenta al mundo guiado por la conciencia de una grillo llamada Coco. La primera impresión que produce la película es pobre, aunque divierte la candidez con la que la directora alemana escenifica la fusión de figuras animadas y actores reales. Los segundos quedan denunciados por la expresión de vacío que se deduce de su relación con la nada, y los primeros están armados con tal tosquedad que solo invita a pensar en su funcionalidad.

Sin otro propósito que el de mantener entretenida y atenta a su audiencia (cumple con suficiencia), Pinocho y su amiga Coco va quemando etapas resolviendo los episodios más complejos (véase a Pinocho en el interior de la ballena) con una mezcla de picardía y puesta en escena teatral. El que parece tomarse en serio la oportunidad es el veteranisimo Mario Adorf (El tambor de hojalata), que con su personificación del maestro carpintero Gepetto dignifica un cuentacuentos cuyo espacio natural no debería ser otro que la pequeña pantalla.

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