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iñaki esteban
Miércoles, 7 de septiembre 2016, 00:23
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El Guggenheim Helsinki ha entrado en un túnel al que sus propios promotores ven una difícil salida. Convocaron un concurso de arquitectura y eligieron a un ganador para construir el museo, a su juicio un paso necesario para convencer a los finlandeses de la bondad del proyecto. Pero ni por esas obtienen la financiación pública necesaria, cifrada en 40 de los 120-140 millones de euros en los que han tasado la iniciativa. A finales de año termina la reserva de terrenos en el puerto de la capital finlandesa para levantar el centro, y Ari Lahti, portavoz del Guggenheim Helsinki Support Foundation -un lobby de apoyo-, declaró ayer que esa fecha supone un «límite mental para seguir adelante». Suena a anuncio de despedida.
El Gobierno de Finlandia comunicó ayer que no entra en sus planes ayudar a la Fundación Guggenheim de Nueva York a cumplir el sueño de abrir un centro en la capital nórdica. Formado por un partido centrista y otro de derecha nacionalista, el Ejecutivo ha decidido no apoyar financieramente el proyecto en lo que le queda de legislatura, hasta 2018. Después de tres años de recesión, Finlandia experimentó en 2015 un leve crecimiento. Para mejorar las cuentas públicas, el primer ministro Juha Sipilä ha optado por la receta de la austeridad y prevé unos recortes de 6.000 millones de euros hasta el final de su mandato. Con estas perspectivas, el dinero para el Guggenheim se cae, y el Ayuntamiento de Helsinki no tendría suficiente para cubrir los 40 millones.
«No nos oponemos al proyecto como tal. Pero creemos que el Estado no debe participar en él. Mientras estemos en el Gobierno, no habrá financiación para el Guggenheim», declaró Sampho Tehro, portavoz parlamentario del Partido de los Finlandeses, similar a la derecha populista de otros países europeos.
El director general del Guggenheim de Nueva York, Ari Wiseman, de origen finlandés, expresó su «decepción» por esta negativa. Añadió que continuarán las conversaciones con los distintos niveles gubernamentales, aunque el tiempo se agota. Distintos sectores empresariales -especialmente el hotelero- habían mostrado sus esperanzas en que el museo fuera una realidad, ahora cada vez más lejana.
Los inicios del proyecto se remontan a 2011, cuando empezaron las negociaciones con Juan Ignacio Vidarte, director general del Guggenheim Bilbao y de Estrategia Global en la fundación neoyorquina. En junio del año pasado se presentó el proyecto arquitectónico, firmado por Hiroko Kusunoki y Nicolas Moreau. Aunque ha tenido parones con anterioridad, el de ahora, con tres años más por delante, amenaza con ser el definitivo.
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