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Jon Olabarrieta sostiene una escopeta de repetición de tres disparos, herencia familiar que «hoy no valdría cien euros». Luis Ángel Gómez
«El buen cazador captura lo justo»

«El buen cazador captura lo justo»

Jon Olabarrieta desciende de una estirpe de aficionados a la cinegética y avisa que, «sin relevo, será una actividad caduca»

Eider Burgos

Domingo, 15 de abril 2018

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La primera vez que Jon Olabarrieta disparó tenía 8 años. Fue frente al caserío familiar en Erandio con la avancarga de su abuelo, «un trabuco al estilo del oeste». Tenía prohibido meterla en el hogar, así que antes de entrar, la descargaba de un tiro en el suelo. «Era como una señal: siempre que escuchábamos un disparo, era que 'aitite' volvía a casa».

Aquel día, 'aitite' Juan se dispuso una vez más a vacíar el cargador de pólvora. Le miró de lejos y se lo pensó: «Me llamó, colocó un ladrillo a unos ocho metros y me dijo: 'A ver si le das'. Mi madre se llevó tal susto al verme con el arma que estuvieron sin hablarse una semana», recuerda Jon entre risas.

Juan era cazador, pasión que inculcó a sus hijos y más tarde a su nieto. Jon, que también heredó su nombre, le limpiaba el arma de niño y aprendió con él a montar sus propios cartuchos. Poco después de aquel primer disparo de la discordia, el patriarca le llevó al monte. Ese día capturaría su primer zorzal. «Me puso una sola condición: 'Si lo matas, lo tienes que desplumar tú y luego comerlo conmigo'». Las reglas siempre estuvieron claras: «Si cazas, es para aprovechar el animal al cien por cien. Un buen cazador recoge lo justo de la naturaleza», setencia.

Jon Olabarrieta será uno de los más de 5.000 cazadores de Bizkaia y Álava que hoy las 12.00 horas se concentrarán en la plaza del Arriaga en Bilbao. Reivindican la actividad cinegética como «forma de vida» y denuncian los ataques que sufren desde diversos ámbitos «políticos, ecologistas y administrativos». La misma manifestación se repetirá en una treintena de ciudades españolas.

Cuestión generacional

«Yo mismo me considero el mayor proteccionista», afirma Jon, que, además de cazar por ocio, colabora controlando las superpoblaciones de jabalís o corzos allí donde le requieren. Todo sometido a un exhaustivo control de quién participa, dónde y el número de piezas que se consiguen. Y advierte: cada vez le llaman más a menudo. «Ahora los animales de caza mayor encuentran comida fácilmente en las basuras y se reproducen con más frecuencia. Si no se controla, de aquí a diez años acabarán devorándonos». Tampoco ayuda, lamenta, el escaso relevo generacional del que goza la actividad cinegética. «Hoy es muy difícil que un joven salga cazador, más si no hay tradición familiar. Y aunque la haya, los padres ya no tienen tiempo», asegura. «De seguir así, la caza acabará siendo un actividad caduca».

Él solo tiene una nieta, «una brujilla de tres años», aún lejos de herederar la afición de los Olabarrieta. Al padre de la criatura comenzó a instruirle a los diez, cuando, siendo un niño «un poco 'potolito'», le picó el gusanillo tras probar tiro con arco en el Parque Infantil de Navidad. «Yo no sabía, así que para enseñarle me hice un cursillo de iniciación».

EN SU CONTEXTO

  • 50.000 personas son aficionadas a la caza con licencia de armas en el País Vasco. Casi la mitad (45%) se concentran en Gipuzkoa y más de 13.000 en Bizkaia. Hay 380 clubes y asociaciones deportivas, con casi 18.000 federados (2.994 en Bizkaia, 2.054 en Álava, y el resto en Gipuzkoa). En el conjunto de España existen 850.000 permisos.

  • 181 terrenos En Euskadi, en 181 terrenos se permite la actividad cinegética. Juntos, ocupan 542.009 hectáreas, lo que supone casi el 75% de la superficie de la comunidad autónoma. Puede parecer mucho, pero el porcentaje es menor que a nivel nacional: de los 50,6 millones de hectáreas que ocupa España, casi 44 millones son aptos para la caza; nada menos que el 87% del territorio.

  • Más cotos privados De los 32.817 espacios donde se permite la caza en España, la inmensa mayoría son cotos privados (27.121). En el siguiente escalón, con 'solo' 2.373 terrenos, aparecen los cotos deportivos, y en el siguiente, los «terrenos no cinegéticos», como vedados, cercados y zonas de seguridad, que son 995. Los que menos: los refugios (59), las reservas (63) y los cotos regionales o autonómicos (71).

  • 300 millones de euros Es el flujo económico que genera la cinegética en Euskadi a nivel comercial y administrativo. En España, asciende a unos 4.000 millones.más de 25.000 extranjeros visitan el país cada año para cazar. Principalmente, de Francia, Italia y EE UU. Entre ellos, Donald Trump Jr., hijo mayor del presidente estadounidense, que la semana pasada buscó en Teruel la cabra hispánica.

  • El zorzal, presa habitual Según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, el zorzal es la presa más frecuente en la cinegética. La caza menor de aves es la más habitual: 13.421.594 fueron capturadas el año pasado. Le sigue la caza menor de mamíferos, con 6.907.485 animales abatidos (un 85% fueron conejos), y la caza mayor, en la que sobresale el jabalí (310.280) y el ciervo (177.124).

«Matar a un animal es duro»

Desde entonces, Jon también es un aficionado a la caza con arco. Más desde que vio 'Rambo', que «le impresionó». «Por entonces un amigo tenía uno. ¡En mala hora lo cogí!», ríe. «Me hice una 'avería' en el hombro que estuve cinco años sin tocarlo». Ahora tiene dos: uno de aspecto clásico, de fibra de carbono revestida hasta lograr el aspecto de la madera; otro mecanizado con un enrevesado sistema de poleas.

Los exhibe en el patio, donde le reciben Erki y Tina -«viene de 'chiquitina'», apunta- a las que él responde con cariño en euskera. La primera, una spaniel bretón de diez años con la energía de un cachorro; la segunda, una tekkel de ocho años adiestrada para seguir el rastro de las presas alcanzadas. En el maletín, sobre la mesa de piedra del jardín, varios juegos de flechas de afilado de acero. «Matar a un animal es muy duro, no todo el mundo vale», asegura Jon, solemne. «Cuando un amigo cazó a su primer jabalí, luego era incapaz de recogerlo, le daban arcadas. Pero tienes que ser consciente de que eso lo has hecho tú, tienes que ser responsable. Y respetar al animal, vivo y muerto. Si no, déjalo tranquilo».

Son las palabras del aitite Juan que el aita Jon transmitió a su hijo. El último de la estirpe -que ya tiene 36 años- resultó ser un gran tirador que acumula una decena de trofeos en el salón de sus padres; entre ellos, un tercer puesto en un mundial. También en torneos de caza. De ama, Bego, presumen por su destreza en los fogones con las aves y el corzo. «Me lo enseñó todo mi suegra», cuenta modesta. Ella también heredó de los Olabarrieta.

El colectivo sale hoy a la calle para exigir «respeto»

«Somos cazadores y estamos orgullosos de serlo. Basta ya». Entre 5.000 y 6.000 aficionados a la cinegética de Bizkaia y Álava se concentrarán hoy a las 12.00 horas en la bilbaína plaza del Arriaga. Su demanda: «Respeto. Estamos cansados de que se nos agravie en todas partes cada vez que salimos a colación, sobre todo desde asociaciones animalistas y ecologistas», afirma el presidente de la Federación vizcaína de la Caza, Javier Barona, que defiende la práctica de «una actividad legal y con todos los permisos». El colectivo llevará la misma queja a las calles de más de una treintena de ciudades de toda la geografía española.

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