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Luis Gómez
Viernes, 24 de febrero 2017, 01:23
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El Arenal vuelve a recuperar un papel estelar en la escena hotelera de la ciudad. Antes de que El Ensanche e Indautxu ejerciesen un protagonismo indiscutible con establecimientos que han convertido a Bilbao en una especie de Monopoly y colocado al sector al borde de la saturación, una buena parte de locales se levantaban en el Casco Viejo. Los negocios han corrido una suerte bastante dispar.
El Petit Palace Arana brilla junto al Teatro Arriaga, pero otros como el Tryp, promovido por la cadena mallorquina Meliá, situado a escasos metros de la sede de Laboral Kutxa, bajaron la persiana hace más de dos años para volver a subirla de nuevo meses después a las órdenes de otro operador.
Además de subrayar su perfil comercial, El Arenal le ha tomado el pulso al gremio y en menos de cuatro meses se meterá de lleno en la construcción de otro hotel. Será el más lujoso de la zona, ya que colgará cinco estrellas en su fachada. La sede de la entidad bancaria, situada en la esquina con la calle Correo, retomará su antigua actividad. Acogió a principios del siglo pasado el histórico Almirante, un emplazamiento que tenía por costumbre incluir langosta en los menús dominicales para atraer la atención de los viajeros, que constituían sus mejores clientes.
El inmueble recuperará sus viejos usos gracias a una ambiciosa operación abanderada por un fondo inversor perteneciente a un equipo de prestigiosos arquitectos. La firma cerró hace varias semanas la compra del edificio, de más de 3.800 metros cuadrados, distribuidos en ocho plantas. La transacción, confirmada por responsables de Laboral Kutxa, se habría cerrado en torno a los 15 millones de euros y ha sido financiada, según fuentes del sector, por Kutxabank.
Compra y construcción
La construcción del nuevo hotel repite el modelo de la fallida experiencia del promotor inmobiliario Antón Iráculis en el Silken Gran Domine, ya que el empresario alavés se vio obligado a devolver la titularidad del inmueble de Alameda Mazarredo a sus propietarios acuciado por las deudas. Además de financiar la compra, el fondo inversor asumirá también el coste de la construcción del hotel.
Una vez levantado, la intención de los arquitectos es alquilárselo a una gran cadena, aún por decidir. Los nuevos propietarios han mantenido en los últimos meses una frenética actividad con distintos operadores. El proyecto tomará en los próximo días velocidad de crucero. Urge tanto a Laboral Kutxa, que deberá desocupar por completo todas las dependencias antes de junio, y a los titulares, de cara a formalizar lo antes posible un acuerdo de arrendamiento que garantice la viabilidad del proyecto desde sus primeros compases.
Al igual que lo sucedido con el reciente cierre del antiguo café de La Granja, el futuro del edificio del número 4 de El Arenal ha sido objeto de múltiples rumores en los últimos años. Incluido en la categoría de edificio protegidos en el Plan Especial del Casco Viejo, su reconversión hotelera descarta de forma definitiva su uso residencial y como oficinas.
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