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Anulan una pena de 3 años por traficar a un bilbaíno que embistió a la Policía en su huida

El Supremo exculpa al joven al entender que los 7 gramos de cocaína que portaba eran para consumo propio. El varón tenía seis antecedentes por conducir ebrio o drogado

Josu García

Lunes, 19 de diciembre 2016, 02:31

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El Tribunal Supremo ha revocado la condena de tres años de prisión por narcotráfico que la Audiencia vizcaína había impuesto a un bilbaíno de 25 años en diciembre del año pasado. Los magistrados han considerado que la cantidad de droga que le fue intervenida al joven no estaba destinada a su venta sino al autoconsumo. Agentes de la Policía Municipal de Bilbao hallaron en el automóvil del ahora exculpado 20,4 gramos de cocaína, con una pureza del 34,2%, lo que arroja un total de 6,97 gramos de estupefaciente. La doctrina del alto tribunal establece que el límite para considerarse delito contra la salud pública está fijado en 7,5 gramos. El encausado habría ido a la cárcel de haber tenido en su poder 0,53 gramos más de sustancia psicotrópica.

El caso levantó un gran revuelo en la capital vizcaína, porque el procesado había protagonizado la noche de autos, ocurrida hace dos años, una peligrosa persecución. Huyó de la guardia urbana, golpeó violentamente al coche patrulla en su intento de fuga y acabó embistiendo la unidad policial después de casi atropellar a uno de los funcionarios. En el momento de los hechos, el varón tenía el carné retirado y contaba con seis sentencias firmes condenatorias por ponerse al volante bajo los efectos del alcohol o las drogas.

Tras ser juzgado en 2015, la Audiencia le impuso cuatro penas de prisión de entre tres y nueve meses por los delitos de lesiones a un miembro de las fuerzas de seguridad, desobediencia, delito contra la seguridad vial y otro por ser multirreincidente en este mismo ilícito penal. Además, le sentenció a tres años de cárcel por tráfico de drogas.

Fuga alocada

Para imponerle este último castigo, los magistrados del tribunal vizcaíno se basaron, además de en la droga aprehendida, en el hecho de que el joven emprendiera la huida al recibir el alto de la patrulla. La Fiscalía, además, había llamado la atención sobre unos recortes de plástico que portaba y que suelen ser utilizados para elaborar dosis, así como por la tenencia de unas anotaciones manuscritas con nombres de supuestos clientes y cifras. Su abogado decidió recurrir la condena por narcotráfico ante el Tribunal Supremo al entender que se había tomado una decisión injusta, que quebrantaba la ley y los derechos de su defendido.

Los hechos que se consideran probados sucedieron a las cuatro y media de la madrugada del 17 de enero de 2014, cuando el joven conducía por la calle Autonomía. A la altura de La Casilla realizó un giro prohibido, «atravesando las vías del tranvía por un paso de peatones», lo que llamó la atención de una patrulla. Un agente se apeó del vehículo para recriminarle su actitud. En ese momento, el varón «reinició la marcha a gran velocidad, debiendo apartarse el funcionario para evitar ser atropellado».

Su compañero pidió refuerzos. Encendió las luces y la sirena para dar inicio a la cacería. Lejos de detenerse, el sujeto continuó su alocada fuga, saltándose un semáforo en rojo, «a gran velocidad», a través de las calles Estrada de Mazustegui, Monte Carmelo, Camino de Kobetas y Lezeaga. El vehículo policial logró ponerse a la par del fugitivo, quien, según la sentencia, dio un volantazo para golpear el automóvil y «sacarle de la vía». Finalmente, ambos coches quedaron enfrentados y el joven trató de escapar una vez más embistiendo al coche de la guardia urbana. Al final fue detenido, no sin ofrecer resistencia.

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