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Ainhoa De las Heras
Viernes, 2 de diciembre 2016, 02:28
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La Ertzaintza investiga una serie de denuncias por robos con intimidación de teléfonos móviles a menores registrados en Bilbao en los últimos días con un mismo modus operandi. Las víctimas chicos y chicas de entre 12 y 19 años coinciden en describir a los autores de los asaltos como dos chavales de unos 15 y 12 años, aproximadamente. En algunos casos, los ladrones han llegado a amenazar a los menores con «pincharles» y les han exhibido armas blancas. Incluso han causado lesiones a un adolescente, al que golpearon en la cara por resistirse a entregarles su terminal. La mayoría de los casos se han registrado desde el pasado viernes, 28 de noviembre, en el entorno de los barrios bilbaínos de Irala, Amezola, Rekalde y junto a la plaza Zabalburu. La Policía autonómica ha recogido hasta el momento casi una decena de denuncias por hechos similares, aunque no descarta que pueda haber más casos.
Generalmente, los menores son abordados por estos dos chavales delincuentes cuando caminan solos por la calle, o acompañados de algún amigo. Generalmente llevan el teléfono móvil en la mano, por lo que es posible que les hayan seguido después de verles el aparato que quieren sustraer. Ellos suelen cubrir su rostro con la ayuda de gorros o buffs para dificultar su posterior identificación, lo que indica que no es la primera vez que delinquen y que toman preocupaciones para no ser descubiertos. La mayoría de los asaltos se han cometido hasta el momento por la tarde, cuando los chicos salen de los centros escolares en los que estudian.
Con intimidación
Los teléfonos móviles se han convertido en el objeto más robado, al mismo nivel que las carteras y bolsos y las joyas por su fácil introducción en el mercado negro. A principios del pasado mes de noviembre, un joven de 18 años fue arrestado en Bilbao por un delito de robo con intimidación, después de que abordara a dos menores en el parque de Amezola y, tras amenazarles con un arma blanca, les robara sus dos teléfonos móviles. Las víctimas eran un chico y una chica, ambos de 16 años, que se encontraban sentados en un banco. Alrededor de media hora después, una patrulla no uniformada de la Ertzaintza descubrió al sospechoso cuando transitaba por la calle Dos de Mayo. Todavía tenía en su poder los dispositivos robados.
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