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El hostelero Daniel Duarte posa al atardecer en un rincón de Bilbao La Vieja.
«Ni soy el hijo del 'Chapo', ni millonario; soy un mindundi que ama Bilbao»

«Ni soy el hijo del 'Chapo', ni millonario; soy un mindundi que ama Bilbao»

Daniel Duarte, que regenta una pensión en el Casco Viejo, niega ser el testaferro de su hermano Javier, gobernador de Veracruz, el hombre más buscado de México

Josu García

Miércoles, 16 de noviembre 2016, 02:53

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El hombre más buscado de México se llama Javier Duarte Ochoa. Sigue siendo el gobernador del estado de Veracruz y las fuerzas de seguridad tratan de localizarle para conducirlo ante la Justicia. Se le acusa de delincuencia organizada y de haber realizado operaciones con recursos de procedencia ilícita. Los responsables del país norteamericano cifran en 837 millones de dólares el agujero que el prófugo habría generado a las arcas públicas. Su hermano Daniel vive desde hace más de diez años en Bilbao. Ahora, las autoridades aztecas habrían pedido que se investigara también su patrimonio. Algunos medios mexicanos le acusan abiertamente de ser el 'prestanombres' de su hermano.

¿Es usted el testaferro en Bilbao de Javier Duarte Ochoa?

No. Sin duda que no.

Daniel responde con tranquilidad y con una sonrisa a mitad de camino entre la incredulidad y la rabia. Desde hace unos días confiesa estar sufriendo «un calvario» por las noticias que llegan desde México. La cita con este hombre de 40 años (tres menos que su familiar huido) se produce en el pequeño salón que sirve de comedor a los huéspedes de Iturrienea Ostatua, la pensión ubicada en la calle Santa María que regenta y que cuenta con nueve habitaciones. La mayoría de la clientela la conforman turistas extranjeros que pagan algo más de 50 euros por noche.

El periodista ha accedido al lugar tras subir una vieja escalera de madera. La estancia es sencilla y está limpia. Carece de lujo alguno, pero resulta familiar y agradable. La entrevista se desarrolla en un viejo sofá de mimbre. «Tengo unos 9.000 euros en el banco y mi idea era comprar uno nuevo y cambiar algún mueble más, pero ya no sé si lo voy a poder hacer porque es posible que me tenga que gastar el dinero en abogados para aclarar todo este embrollo», explica.

Daniel, que viste una sudadera informal y un pantalón de pana negro, asegura que no tiene contacto con su hermano desde hace mucho tiempo. «En los últimos ocho años habré hablado con él por teléfono unos seis minutos», dice. A continuación cuenta la historia de su vida desde el principio hasta el «injusto» momento actual.

Su padre murió cuando él era sólo un niño. «Falleció en el terremoto de 1985», relata con pesar. Son cuatro hermanos varones y únicamente Javier se dedica a la política. «Yo no quiero saber nada de ese mundo, nunca me ha atraído». Daniel salió de casa muy joven. Estudió ingeniería industrial en Monterrey. Posteriormente se fue a Canadá a completar su formación y a trabajar. Allí conoció a un científico catalán, con el que se trasladó a Barcelona en 2004. Los dos se casaron gracias a la ley aprobada por Rodríguez Zapatero.

Con Serafín Llamas

Dos años después, aterrizó en Bilbao. «Al principio trabajé como importador marítimo». Habla perfectamente tres idiomas (y quiere aprender ahora euskera). Posteriormente le surgió la oportunidad de dedicarse a los negocios turísticos. Entró en ese mundo a través de Serafín Llamas, militante de Ezker Batua que fue la mano derecha de Javier Madrazo en el Gobierno vasco. «Nos lanzamos a la aventura de rehabilitar un piso viejo de la calle Hernani, cuando nadie veía claro que Bilbao se podía convertir en un foco de atracción para el turismo extranjero», cuenta. Segregaron la vivienda y la convirtieron en tres apartamentos. Según el registro mercantil, hace un mes, Daniel le vendió su parte del negocio a Serafín. Dice que lo hizo para centrarse en Iturrienea Ostatua, que adquirió hace tres años.

«Esto no es un cinco estrellas, obviamente», apunta. «Arrastro dos hipotecas y lo poco que tengo lo he conseguido trabajando. Ni soy millonario ni el hijo del 'Chapo'. Soy un mindundi que lucha por salir adelante en la ciudad que ama», añade. La gente de su entorno le define como «un currela». «Estoy muy sorprendido por lo sucedido. El contacto con su hermano Javier ha sido siempre mínimo. Se ha hecho así mismo, siempre buscándose la vida por su cuenta, sin utilizar ningún contacto de la familia», afirma una persona de su círculo íntimo.

Daniel, ¿pone usted la mano en el fuego por su hermano?

En este mundo, sólo pondría la mano en el fuego por mi madre. Por su felicidad espero que todo esto salga bien. Y si mi hermano ha hecho algo malo, que responda ante la Justicia.

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