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Un techo para los que han tocado fondo

Un techo para los que han tocado fondo

El Consejo de Gobierno foral aprobará el martes un plan para alojar a 20 'sin hogar' en pisos de la Margen Derecha

erlantz gude

Domingo, 4 de septiembre 2016, 03:18

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Hay una mujer sorda que cada noche queda expuesta a abusos sexuales, con la limitación añadida que supone su discapacidad para defenderse de sus agresores. No es un ejemplo, sino un caso real que al menos hasta muy recientemente acontecía en las calles de nuestro territorio. Se calcula que un 20% de las alrededor de 900 personas que carecen de un hogar en Bizkaia son mujeres, y la mitad dice haber sufrido ataques sexuales. Ellas son uno de los eslabones más frágiles, pero también hay personas que padecen trastornos mentales, agudizados por las severas condiciones de la vida en la calle, cuando no han sido estas el origen de su patología. A otros les ha sentenciado la droga o el alcohol, vicios que se convierten en un consuelo dentro de una espiral destructiva y sin remisión.

«Era una zona de baretos y había un cajero. Llevaba varios días, llovía, y sobre las dos de la mañana fue cuando pasaron. Se dieron la vuelta y abrieron la puerta. Me pillaron durmiendo en un saco militar, y como no tiene cremallera no me dio tiempo a nada, me comí la paliza. Se fueron tan contentos, y se contaban unos a otros que habían pegado a un vagabundo». Es el primer testimonio real. «Estaba cogiendo el primer sueño cuando me dieron la primera patada. Eran unos chavales jóvenes que iban a la discoteca. Gente que te pega solo porque les da la gana», apunta un segundo hombre. Y un tercero añade entre lágrimas: «Pegarle a un mendigo no tiene importancia».

Dicen que las personas que duermen a la intemperie son invisibles, pero una mujer con experiencia en estas lides corrige: «Para nada, invisible no eres, porque te ven, pero te miran con asco». Hay quienes afirman muy orgullosos que tienen mucha calle, pero realmente no parecen saber de lo que hablan. «Se pasa mucho miedo, pero mucho. Vivir en la calle es lo peor que hay», asegura tajante el hombre que se animó a hablar de su agresión en un cajero. Son testimonios recogidos en un trabajo realizado en Euskadi, Madrid y Cataluña por el Observatorio de Delitos de Odio contra Personas sin Hogar Hatento, del que forma parte la asociación Zubietxe, que se encargará de poner en marcha el proyecto piloto foral 'Habitat Bizkaia', que enfoca el acceso a una vivienda como paso inicial para reintegrar en la sociedad de los desheredados.

El Consejo de Gobierno foral dará luz verde al plan el martes, pero aún no hay una fecha para su activación. Se espera que los primeros 'sin techo' empadronados en el territorio y que llevan al menos tres años durmiendo a la intemperie ocupen pisos en la Margen Derecha en solo unas semanas, y que sean veinte los beneficiarios antes del 1 de enero. Las habitarán en régimen de alquiler y, en caso de tener ingresos, aportarán un 30% de los mismos. La Diputación ha permanecido en contacto con Gobierno vasco y ayuntamientos para negociar la cesión de pisos, que deben responder a los estándares del plan: apartamentos prácticamente para una persona. Zubietxe también ha peinado el parque de viviendas de la Margen Derecha, avalada por su experiencia: tienen trece alquiladas en las que aplican distintos programas contra el 'sinhogarismo', trabajan con una inmobiliaria especializada en el sector y hay propietarios que simpatizan con su causa.

Miedo a alquilar

El primer obstáculo que se quiere atajar es el temor a que el arrendamiento de pisos a personas sin hogar pueda comprometer el domicilio por el perfil de inquilino que se aloja en ellos. En este sentido, el respaldo foral al plan, con una inversión de 250.000 euros, y la participación de una entidad con una amplia trayectoria y que movilizará cinco profesionales, se presentan como avales para tranquilizar a dueños de apartamentos que respondan al canon fijado, al tiempo que se garantiza el pago puntual de la renta. La iniciativa ha sido importada a España por RAIS Fundación, tras constatar su buen funcionamiento en el resto de Europa y Estados Unidos, con una tasa de éxito superior al 85% en las ciudades en las que está en marcha -entre ellas, Madrid, Barcelona o Málaga-, y de hecho su sucursal vasca ha participado en su implantación en el territorio y en la formación del personal de Zubietxe.

Se pone el acento en los 'sin techo' más vulnerables: personas con enfermedades mentales, problemas de drogodependencia y alcoholismo. Además, de cara a proteger a las mujeres que carecen de un hogar, se les dedicará como mínimo un 20% de las plazas, acorde con el porcentaje que representan entre los indigentes vizcaínos. La Administración foral no quiere revelar los puntos de la Margen Derecha en los que se implantará el programa, facilitando así la integración de los nuevos vecinos. Se evitará, asimismo, que coincidan en un mismo portal para favorecer su vuelta a la normalidad, y contarán con el acompañamiento del personal de Zubietxe con vistas a que progresivamente ganen autonomía o, si es necesario, medien en caso de incidentes con la comunidad.

«Con una vivienda les das el mundo, les haces propietarios de sus vidas»

  • La diputada de Inclusión Social e Igualdad, Teresa Laespada, ha aparcado temporalmente su puesto de profesora de Sociología en la Universidad de Deusto, pero mantiene frescos los recuerdos y una máxima con la que recibía anualmente a sus alumnos, como si tratase de compendiar todo el saber de una disciplina que posteriormente iría desgranando durante el curso. «Somos fundamentalmente seres sociales, y si eso falla te quedas sin nada». Y amplía su reflexión «Uno puede aguantar un tiempo en soledad, de ermitaño, pero al final acaba quebrando por algún sitio».

  • A su rol de docente, se añade el de antigua directora del Instituto Deusto de Drogodependencias para hablar con propiedad de los estragos de las toxicomanía. De hecho, el programa Habitat Bizkaia se centra, entre otras, en las personas con problemas de drogodependencia, brindándoles un hogar como vía para que inicien su proceso de desintoxicación. «Con un piso les das el mundo, queremos hacerles propietarios de sus vidas», esgrime. Se busca que en ese nuevo escenario los adictos a las drogas y el alcohol tomen conciencia de las oportunidades que se les presentan, alejados de un entorno donde los vicios están al alcance de la mano y recurren a ellos en ocasiones para huir de su realidad.

  • Problemas para hallar piso

  • Dice Laespada que cuando aterrizó en el departamento de Inclusión Social se fijó como objetivo primordial reducir el sinhogarismo. El programa es en realidad un experimento con alcance limitado, apenas veinte personas, a la espera de que dé resultados, en la línea de otras ciudades, y se destinen más recursos. El perfil de los sin techo está escogido de forma minuciosa para garantizar que así sea. «Es gente que quiere estar sola, y en lugar de hacerles subir la escalera, empezamos la intervención dándoles una vivienda». El mayor gasto que, «por sorprendente que resulte», supone la plaza en un albergue, alternativa por la que se sigue apostando, es para la diputada la evidencia de una «eficiente gestión de los fondos públicos».

  • Pese a la gran cantidad de personas en situación irregular que pueblan las calles del territorio, el departamento de Inserción ha optado por indigentes empadronados en Bizkaia. Se ha decidido intervenir en la Margen Derecha, la segunda comarca con más mendigos, y que presenta importantes carencias en el ámbito de la intervención social. Laespada no oculta que las numerosas demandas de vivienda que reciben las administraciones competentes han dificultado que se volcasen con el programa, tratándose además de pisos muy específicos, de una habitación.

  • Al preguntarle por el papel que jugarán en Habitat Bizkaia el gran número de mujeres que carece de un hogar en el territorio -también se cuenta a quienes se alojan en chabolas o casetas-, la diputada afirma vehemente que se hará un esfuerzo especial para sacar de la calle a la mayor cantidad posible, dada su especial vulnerabilidad. Según expertos, el estado de algunas de estas mujeres es tan delicado que ni siquiera tienen ya la alternativa de la prostitución.

La diputada de Inclusión Social e Igualdad, Teresa Laespada, recalca que el alquiler de cada vivienda sale más económico que una plaza en un albergue. «45 euros frente a 113 euros diarios», detalló el pasado junio en una comparecencia en las Juntas Generales. Pero el ahorro se extiende a otros servicios, como la asistencia sanitaria, ya que los antiguos mendigos dejan de acudir a urgencias y comienzan a asistir con normalidad a consultas en el centro de salud. La dinámica se invierte y la entrega de una vivienda no es la meta de la reinserción, sino el punto de partida. Se ha comprobado que para muchos el cumplimiento del proceso contrario se vuelve tortuoso, ya que entre medias deben hacer frente, por ejemplo, a sus adicciones, y acaban tirando la toalla.

Calle antes que disciplina

Loli Velasco, directora de Zubietxe, señala que una de las ventajas de 'Habitat Bizkaia' es que la existencia de programas homologables en distintos puntos de España y Europa permitirá obtener datos «muy interesantes» al cotejarlos con los resultados de la iniciativa en el territorio. Los profesionales de esta asociación llevan formándose y recibiendo instrucción directa de RAIS Fundación desde marzo, y girarán una nueva visita a Madrid. Allí volverán a comprobar el funcionamiento del programa 'Housing First', que esta entidad puso en marcha hace dos años y ya cuenta con veinte beneficiarios. Su organización apuesta por distintas estrategias, ya que los recursos son limitados y la calle es un escaparate de muy diversos problemas. Pese a que nadie se siente cómodo en ella, según Velasco, los hay que la prefieren cuando se les imponen unos horarios y una disciplina en un recurso social.

Pese a la labor de acompañamiento, 'Housing First' pone el proceso de integración en manos de los 'sin techo'. Y desde un principio se les consulta si están de acuerdo con la localidad en la que se les plantea resetear su vida. Algunos prefieren seguir en su barrio, mientras que otros optan por empezar de cero. Según Noemí García, gerente de Alojamientos de RAIS en la Zona Centro, es curioso verles cuando cruzan por vez primera la puerta de su flamante vivienda: «Piensan que es una broma de cámara oculta». Les cuesta asumir el rol de anfitrión y al principio actúan como si fueran ellos los invitados del personal de apoyo. Para que se vayan identificando con el que ya es su hogar, deben amueblarlo a su gusto». Con frecuencia temen que todo es un sueño del que van a despertar repentinamente.

Algunos detalles son inapreciables para la mayoría, relata García, como simplemente elegir a qué hora ducharse o cuándo cortarse el pelo; decisiones muy importantes de cara a reforzar la menoscabada dignidad de estas personas, con la garantía, además, de que no van a ser desalojadas. El nuevo escenario abre también la puerta a restablecer inexistentes o deteriorados lazos familiares. «Algunos se animan a invitarles a pasar la Navidad en su nuevo piso, después de años sin contacto», relata. También se procura evitar que establezcan un vínculo de dependencia con los profesionales que les brindan acompañamiento. Las relaciones deben florecer en su entorno, y quizá el paradigma sea ese antiguo mendigo que pedía en la puerta de una tienda, de la que ahora, reinsertado y seguro de sí mismo, se ha convertido en cliente.

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