«Te calzaste las botas y lideraste la situación desde el barro»

También recuerda haber encontrado en el despacho una «caja con los cuatro puros habanos, sin haber tocado ninguno de ellos, que significaba para mí la honradez. La honradez de que quien se había abstenido incluso de abrirla por considerar que aceptar un regalo podría no ser ético para un alcalde». Ruiz de Azúa asegura que en sus doce años como mandatario local, «creo que ningún día pasé sin tenerte en mi cabeza. Siempre seguías siendo el espejo donde mirarme cuando las cosas se ponían feas». Según confiesa, «tuve el placer de entregarte la Makila cuando se cumplieron los treinta años de los ayuntamientos democráticos, y el privilegio de disfrutarte como alcalde, además de como aficionado al monte. Y los últimos años, como compañero en el Coro Erein».

En su adiós, Ruiz de Azua concluye diciendo que «ahora estás más cerca de las cimas aquellas que tanto te gustaban ascender. Estarás disfrutando de los Pirineos con tus amigos Pedrito, Javi el del estanco, Olabarrieta y el resto de la cuadrilla de Villanúa. La cuerda de tenores del coro, en cambio, quedará coja para siempre».