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Estado en el que ha quedado el camión cisterna tras el vuelco.
Reabierta la A-8 tras quedar cortada 13 horas por el cuarto camión estrellado en tres meses

Reabierta la A-8 tras quedar cortada 13 horas por el cuarto camión estrellado en tres meses

La autopista se ha reabierto al tráfico en sentido San Sebastián a las 04.00 horas de esta madrugada y una hora después en sentido Cantabria. La cisterna accidentada ayer por la tarde derramó 5.000 litros de un aditivo para hacer cemento, sin riesgo químico pero que exigió cambiar el asfalto. Miles de conductores quedaron atrapados

Sergio García

Jueves, 31 de marzo 2016, 16:38

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La A-8 ha recuperado ya la normalidad tras el espectacular accidente que tuvo lugar en la tarde de ayer entre la salida de la Supersur en Miribilla y la entrada a la AP-68. Hacias la 04.00 horas de esta madrugada se ha reabierto al tráfico en sentido San Sebastián y una hora después lo ha hecho en sentido Cantabria.

La autopista volvió a convertirse ayer en una ratonera para miles de conductores, atrapados en plena hora punta a resultas del accidente que sufrió un camión cisterna minutos después de las cuatro de la tarde. El conductor perdió el control por causas que se desconocen cuando circulaba entre la salida de la Supersur en Miribilla y la entrada a la AP-68, quedando volcado sobre los tres carriles en sentido San Sebastián y bloqueando por completo el tráfico.

El colapso no se hizo esperar. El vehículo transportaba 22.000 litros de lignosulfonato amónico líquido, un compuesto considerado no de riesgo químico, señalaron ayer fuentes de los Bomberos de Bilbao, que lideraron el operativo. Claro que eso se supo después. La primera reacción de algunos conductores cuando se produjo la colisión fue la de dar marcha atrás con sus vehículos en plena autopista o retroceder a pie ante el riesgo de que lo que se derramaba sin medida fuera un combustible u otro material peligroso. Como consecuencia del siniestro, el conductor del camión, Jesús R.N., quedó atrapado en el interior de la cabina, lo que hizo necesaria la intervención de los equipos de desencarcelación para rescatarle y de una ambulancia medicalizada, que se encargó de su posterior traslado a Basurto. La víctima, consciente en todo momento, ingresó en Urgencias con un golpe en la cabeza y quedó en observación a la espera de cómo evolucione, informaron fuentes hospitalarias.

El accidente ocurrió en el punto kilométrico 115, sobre el barrio de La Peña, a unos cientos de metros de la salida de la Supersur a la A-8 (estos vehículos tienen prohibido circular por el tramo de autopista que bordea Bilbao). Es el mismo sitio donde el pasado 8 de marzo un camión cisterna hizo la tijera y donde a su vez otro pasó por el mismo trance hace un año. El transporte accidentado ayer, de la firma Travesa, con sede en Campo de Criptana (Ciudad Real), se salió de la calzada, golpeó contra la valla bionda y quedó cruzado en la autovía durante horas, revolucionando la rutina de los miles de conductores que a esa hora se disponían a reanudar su jornada laboral o regresaban a sus hogares. Desde el Ayuntamiento cuantificaban en «5.000 los litros derramados» de una sustancia con aspecto de asfalto líquido, «que no está considerada peligrosa y que se ha podido limpiar con agua», precisaron las mismas fuentes. El siniestro obligó a movilizar dos autobombas, un furgón de rescate y tres coches oficiales. Hasta el lugar se desplazaron también Bomberos del parque de Basauri y técnicos de la Agencia Vasca del Agua (URA), en previsión de que el material vertido -al parecer, un derivado de la madera- entrañase algún riesgo y se derramase ladera abajo afectando a algún acuífero. Este extremo fue finalmente descartado, aunque los bomberos desplegaron barreras para contener el vertido «como medida preventiva».

Blindaje de la autopista

Durante toda la tarde, el espectáculo en la autopista fue desolador, con largas caravanas que llegaban hasta Barakaldo y que obligaron a la Policía Municipal a desplegar un importante número de efectivos para regular el tráfico en los accesos a la capital vizcaína. Miles de conductores quedaron atrapados, basculando entre la resignación y una indisimulada indignación. A las 16.30 horas, las retenciones llegaban ya a Bentazarra, y sesenta minutos más tarde el tapón dejaba notar sus efectos en Cruces. Jorge Gutiérrez, procedente de Basauri, fue testigo de cómo algunos conductores abandonaban su vehículo y retrocedían a pie ante el amenazante aspecto del vertido. Otros, como Nerea Fernández, «clavada» a la altura de El Fango, veía con asombro cómo algunos coches daban marcha atrás en plena autovía en un desesperado intento por acceder a Juan de Garay y así escapar de la ratonera. O Ana, que invirtió hora y media en llegar desde Alonsotegi a su trabajo en Bilbao. Los que abandonaban la ciudad, por su parte, estaban desconcertados. Los vehículos que subían desde Zabalburu o el vecino barrio de Irala descubrían cuando llegaban a la rotonda de San Adrián que la Policía les desviaba en sentido Santander, obligando a muchos a entrar de nuevo por Basurto y emprender un arduo peregrinaje por el centro de la ciudad hasta su destino final.

No es ni mucho menos la primera vez que los camiones hacen la tijera en este mismo escenario. El de ayer es el tercero que se produce en el último año. Pero la estadística va más allá. Desde enero se han producido cuatro accidentes de idéntica factura si extendemos el radio de siniestralidad hasta Trapagaran. El colapso se prolongó durante horas. Fue necesario que un segundo camión cisterna accediera hasta el lugar para trasvasar la carga que aún no se había derramado y poder así enderezar mediante una grúa de gran tonelaje el transporte pesado, que, tumbado sobre el asfalto, representaba una barrera infranqueable.

Brigadas de obreros han trabajado a destajo durante toda la noche para sustituir el tramo de asfalto que había resultado afectado por el vertido. La operación obligó a poner a disposición de los conductores vías alternativas para sortear la adversidad. El tráfico, informaron desde la Ertzaintza, se desvió desde Barakaldo por el Txorierri, al tiempo que a los que abandonaban Bilbao se les desviaba por la BI-631 hasta la N-634.

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