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Una mujer es atendida por los servicios sanitarios.
«¡Ábranme la puerta, que me voy a tirar!»

«¡Ábranme la puerta, que me voy a tirar!»

En estado crítico una anciana de 88 años al incendiarse su casa en el centro de Bilbao. Su cuidadora, desesperada, estuvo a punto de lanzarse desde la ventana del cuarto

Ainhoa De las Heras

Martes, 22 de marzo 2016, 10:12

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Castro, el portero del número 16 de la calle Licenciado Poza de Bilbao desde hace 34 años, acababa de comer el bocadillo y completaba un crucigrama cuando escuchó unos gritos procedentes de la calle. El inmueble, casi centenario, se ubica en pleno centro de la ciudad, sobre el restaurante Serantes y en frente del colegio El Pilar, que estos días está cerrado por las vacaciones escolares. Eran aproximadamente las nueve y media de la mañana y todo el mundo estaba pendiente ya de las noticias que iban dando cifras de muertos cada vez más abultadas por los atentados de Bruselas. «Uy, parece que es aquí cerca», pensó Castro y salió a ver qué pasaba. Una mujer, que reconoció como la cuidadora de Mari Tere, la vecina de 88 años del cuarto, que lleva toda la vida en el bloque, colgaba desde el alféizar de la ventana al que se había encaramado y amenazaba con arrojarse al vacío. «Estaba desesperada, quería tirarse». Según explicaron después los Bomberos, la ventana abierta había actuado «de tiro, como una chimenea», y las llamas se habían avivado.

Al cierre de esta edición, se desconocía la causa del fuego, que está siendo investigada. Una densa cortina de humo negro ascendía por la fachada. «¡Quieta, quieta!», intentó tranquilizarla. «Ábreme la puerta del piso», le rogó ella. El hombre corrió a intentar ayudarla. «No tienen la costumbre de dejar las llaves puestas por dentro», lo que en este caso hubiera facilitado la salida. Para entonces ya había llegado la primera patrulla de la Ertzaintza. Desde el balcón inferior, los agentes colocaron contra la pared una escalera manual que les prestaron los operarios de una obra cercana para que la mujer, de origen paraguayo y 42 años, pudiera ir bajando.

Mientras, por dentro, Castro ofreció a otros policías un hacha con la que derribaron la puerta de la vivienda. Mari Tere yacía ya sin conocimiento en el suelo. Los sanitarios intentaron reanimarla sin éxito. «Entre cuatro la cogieron a toda velocidad y la bajaron mientras le mantenían la boca abierta para que le entrara un poco de aire». «¡No llegamos!», repetían. Una ambulancia la trasladó hasta el hospital de Basurto, donde anoche permanecía ingresada en estado grave por inhalación de humo y con ventilación asistida en la unidad de Reanimación. «Gracias a Dios han llegado a tiempo y han podido recuperarla», suspiraba Castro, después de saber que la anciana había llegado al centro médico y que los sanitarios la habían reanimado de una parada cardiorespiratoria.

Nonagenarios en la terraza

Mari Tere, soltera, hacía vida normal y quería seguir viviendo en su casa mientras pudiera. La mujer que intentó lanzarse por la ventana llevaba siete meses trabajando para ella como interna, y los vecinos solían verlas salir a pasear y a ver escaparates. De repente, el portero se acordó de los vecinos del piso superior, un matrimonio nonagenario, y corrió también a auxiliarles. Los dos ancianos fueron trasladados a una terraza en la azotea del edificio, donde permanecieron a salvo de la humareda mientras los Bomberos sofocaban el fuego.

Una vez en el balcón, la cuidadora salió por su propio pie y también fue trasladada al hospital de Basurto aquejada de una intoxicación por monóxido de carbono al haber tragado humo. La mujer estuvo en Observación y recibió el alta ayer mismo. Otras cinco vecinos del inmueble fueron igualmente atendidos por inhalación de humo, dos de los cuales, un hombre y una mujer, precisaron de su evacuación al hospital de Cruces con pronóstico leve.

La vivienda quedó bastante dañada y las paredes de la escalera ennegrecidas, pero una vez que el servicio de extinción de incendios, que movilizó a siete unidades con la escala, dio por controlado el incendio, pudieron regresar a sus hogares. El concejal de Seguridad Ciudadana, Tomás del Hierro, que siguió las labores in situ, explicó que los Bomberos tardaron «seis minutos» en llegar tras recibir el primer aviso y que para entonces las llamas habían cogido ya una importante magnitud.

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