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Josu García
Sábado, 20 de febrero 2016, 19:24
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Pilar Moragas es una mujer de 60 años que vive en la calle Luis Briñas de Bilbao, frente a las nuevas viviendas que se construyen en el solar del antiguo Garellano. Ayer se llevó un buen susto. «Estaba a punto de entrar en el portal y vi venir a un coche de policía bastante rápido. De pronto -relataba, angustiada- giró y embistió a otro automóvil. Al principio pensé que se trataba de unos ladrones o unos terroristas y, por unos instantes, me imaginé que se iban a salir y liarse a tiros aquí mismo». Por fortuna, el suceso del que fue testigo Pilar fue sólo un accidente de tráfico en el que se vio envuelta una patrulla de la Ertzaintza cuando acudía a una emergencia, con los indicadores de prioridad activados. Sucedió sobre la una y media de la tarde y dejó a dos agentes heridos leves y graves daños en su vehículo.
Los hechos acaecieron a la altura del número 35 de este concurrido vial del barrio de San Mamés, junto a Termibus. Al parecer, en el coche policial viajaba un mando encargado de las patrullas y un compañero. Según las fuentes consultadas, respondía a un aviso. «La patrulla subía con las luces y la sirena en marcha», contaba, unas horas después, Wilson Peña, un ciudadano de origen boliviano que había acudido a llamar a unos familiares desde un locutorio cercano. «El otro automóvil -una berlina de color negro- bajaba la calle y yo creo que el que manejaba se ha pensado que los policías no iban a girar y ha seguido», añadió.
Fue entonces cuando se produjo el siniestro. «El sonido ha sido espantoso», aseguró Pilar. «Primero se oyó un golpe fuerte y luego un ruido de frenos y otro impacto seco», precisó Wilson. Tras la colisión entre los dos automóviles, los ertzainas perdieron el control y fueron a estrellarse contra una caja metálica, con basamento de hormigón armado, que sirve para regular los semáforos de la zona. Por el camino se llevaron por delante dos señales de tráfico. Paradójicamente, el coche policial se detuvo a escasos metros del muro que antaño protegía el desaparecido cuartel general de la guardia urbana de Bilbao.
«Estaban conmocionados»
El turismo particular, por su parte, quedó cruzado en la carretera, con su parte frontal destrozada y un reguero de líquido procedente del motor desparramado por el asfalto. Afortunadamente, su conductor no sufrió daños de consideración. Los Ertzainas tampoco tuvieron que lamentar heridas de alcance. Varios traumatismos en las extremidades y dolor cervical. «Les vi quejarse del cuello; estaban un tanto conmocionados», aseguró Wilson. Los dos funcionarios fueron atendidos por personal sanitario y causaron baja, según confirmaron fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno vasco.
Varias personas que caminaban por la zona y algunos clientes de un bar cercano salieron para socorrer a los contusionados. Enseguida se presentaron los servicios de emergencia y una unidad de la Policía Municipal. También acudió un equipo de limpieza para despejar la calzada de los restos que ambos coches esparcieron en un radio de unos 20 metros. Ya por la tarde, los vecinos se recuperaban del susto. «Aún me tiemblan las piernas», confesaba Pilar. «Al final no ha sido nada, pero parecía algo de película», añadió.
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