Los ganaderos podrán reclamar batidas si se prueba el ataque de lobos

Cuando se cumplan estos preceptos, y se convoque finalmente esta fórmula de caza selectiva, «será la Guardería del Departamento de Sostenibilidad y Medio Natural quien la dirija y se llevará a cabo evitando la perturbación al resto de especies y, en general, minimizando los posibles daños al medio natural».

Hasta ahora, cuando un ganadero reconocía en alguna de sus ovejas muertas las heridas que deja un lobo, no podía reclamar esta intervención directamente. Debía dirigirse al Ayuntamiento y lograr que la institución local asumiera su petición de realizar una batida. El cambio del protocolo, según fuentes forales, permitirá avanzar en «agilidad». De cualquier modo insisten las mismas fuentes, esa celeridad «no implicará la aplicación de criterios menos rigurosos a la hora de autorizarla», porque sólo se harán cuando estén plenamente confirmados los hechos y cuando se crea viable. «Las modificaciones realizadas en este protocolo van a permitir hacerlo más ágil y eficaz en la protección de los intereses de los ganaderos y las ganaderas, manteniendo al mismo tiempo el equilibrio entre la protección de la cabaña ganadera y la gestión de una especie no cinegética», celebró ayer la administración vizcaína en su nota pública. Y es que este depredador, a diferencia de otras especies, no está sometido a temporadas de caza por ser una especie protegida.

La entrada en vigor de esta actualización supone también la creación de dos grupos de trabajo que darán respuesta a esas nuevas necesidades. «Uno de los equipos estará facultado para recibir los avisos de los ataques y hacer un seguimiento de ellos de manera que, en su caso, realizarán el rastreo del lobo y ayudarán a determinar la viabilidad de hacer una batida. El otro grupo ayudará en la verificación de los hechos y, en su caso, en la organización de la misma», detalló ayer la institución foral. La última batida de lobo, la primera en tres años, se celebró en abril de 2014 y se capturó un macho adulto pero también encendió una encendida polémica entre animalistas, ganaderos e instituciones.

«Se multiplican»

Hace tan solo una semana, un grupo de propietarios de ovejas y reses de Carranza denunció que «se han multiplicado los casos de animales que aparecen muertos». Un vecino del núcleo de Bernales acababa de encontrar «la tercera novilla devorada en un mes». Ni siquiera la presencia de perros mastines, explicaban, garantiza la seguridad de su cabaña. «En diciembre ha habido ataques a media docena de pastores a los que les han matado varias ovejas, pero como siempre, no es solamente los animales que les matan, sino a los que les muerden, los que malparen, o los que luego tienen problemas para ordeñar», explicó entonces el alcalde de Carranza, Raúl Palacio. Este sábado, tres lobos han sido abatidos en la localidad, en la primera batida autorizada por la Diputación.

«Esto se está convirtiendo últimamente en un caos, con ataques repetidos y demasiada confusión, porque ni siquiera está del todo claro cómo funciona el tema de las indemnizaciones», señaló en alusión a que los seguros se encarecen tras los ataques y que no siempre cubren la inversión que han realizado los afectados por criar a sus animales. Poco después, este colectivo de afectados pudo expresar su preocupación ante la Diputación y trasladar sus aportaciones, y se les anunció que los técnicos del área de Sostenibilidad y Medio natural estaban completando ya la actualización aprobada ayer.