Una asistenta limpió la casa del pederasta salvo un colchón con huellas

La declaración de la asistenta del hogar de la familia aparece en el sumario del caso del supuesto pederasta instruido por el Juzgado número 10 de Madrid. De sus manifestaciones, realizadas el pasado 26 de septiembre, se desprende que solía acudir a la vivienda con la madre de Ortiz. En este piso, que estaba en obras, se habrían cometido al menos dos agresiones sexuales. Una de ellas se produjo el pasado abril a una niña española de 9 años y otra, el 17 de junio a una menor de 6 años de origen chino. Esta última le identificó sin género de dudas en las ruedas de reconocimiento.

En su declaración, la asistenta contó que acudía a la casa a limpiar «en la mayoría de las ocasiones» con la madre de Antonio. Habló sobre las dos veces que acudió en verano, entre julio y agosto, después de un viaje a Ecuador. Relató que solía «centrar su limpieza en el baño, la cocina y el salón». Pasaba la aspiradora y limpiaba en profundidad el baño y la cocina con lejía. También contó que había un envoltorio de plástico de un colchón que estaba lleno de polvo. La madre le dijo que lo limpiara. Algo que «nunca» hizo.

Recientemente, un informe de la Policía Científica ha ratificado que se hallaron en dicha funda dos huellas de la víctima que sufrió la agresión el pasado abril. Lo que no se conocen todavía son los resultados de las pruebas de ADN de los restos biológicos recogidos en este piso.

En el sumario también aparece que Ortiz alardeó en los días previos a su detención de que se había acostado con dos mujeres, una de ellas casada y «mayor», según dijo, porque tenía su misma edad (42 años). Lo hizo a través de dos conversaciones telefónicas con un primo y un amigo, a los que cuenta que se acostó con una «mujer casada» y con una «amiga».

Así engañaba el pederasta a sus víctimas

El presunto pederasta era muy observador. Buscaba una niña de su agrado en el parque y la vigilaba. Así escuchaba su nombre mientras jugaba con otras niñas y se acercaba luego a ella fingiendo conocerla. Según los atestados, en varias ocasiones empleó la táctica de ser amigo de sus padres. Decía que le había mandado su madre y que tenía que ir con él a probarse ropa: «Tienes que venir conmigo, que ya he hablado con tu madre y tenemos que ir a probarte ropa. Ven, que te voy a poner unos trajes de modelo, que tu madre lo sabe y yo la conozco». Dos de las niñas se lo creyeron, incluso fingió que hablaba por teléfono con sus padres, y fueron secuestradas. Otra de las veces una de las menores estaba con su abuelo y él le dijo que se escondiera que le iban a dar una sorpresa. Así consiguió que la niña se metiera en su coche y se fue con él. A la pequeña de origen chino le ofreció gomitas para hacer pulseras y le tiraba aviones de papel.