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Viernes, 20 de mayo 2016, 14:44
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La obesidad debe ser considerada una enfermedad, independientemente de cuál sea la causa que la haya provocado, según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) debido a su alta prevalencia y escaso diagnóstico. «La prevención es fundamental y requiere acciones que involucren a la familia, educadores y otros agentes sociales, traspasando la esfera individual del niño», afirma la doctora Susana Monereo. «En cuanto a su abordaje terapéutico, éste se sustenta sobre tres pilares: reorganizar los hábitos alimentarios, potenciar la actividad física y motivar al niño y el entorno familiar. Es de gran importancia conseguir también la adhesión del entorno social».
Para ayudar a su terapia, los expertos de la SEEDO han redactado un consenso para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la obesidad, que aspira a ser un documento básico de práctica clínica. La nueva guía de práctica clínica contra la obesidad actualiza aspectos como edad, sexo, menopausia, genética, sedentarismo, sobreingesta, fármacos, enfermedades endocrinas o del sistema nervioso central; cómo y cuándo se diagnostica; el papel de la tecnología actual con pruebas como bioimpedancia bioeléctrica, densitometría de rayos X de doble fotón, tomografía axial computarizada y resonancia magnética nuclear, y pautas de tratamiento.
Cuidado con las dietas
Dentro del plan de alimentación, además de refozarlo con actividad física, la SEEDO advierte que no debe realizarse ninguna dieta sin aval científico e insiste en la necesidad de llevar una alimentación variada, saludable y equilibrada en el contexto de la dieta mediterránea.
El plato ideal se compone de al menos dos raciones al día de verduras y hortalizas, y los expertos aconsejan:
-Consumir al menos tres piezas al día de fruta variadas y mejor frescas de temporada.
-Beber preferentemente agua (entre 6-8 vasos al día).
-Elegir cereales integrales.
-Preferir proteínas que procedan del pescado (mínimo cuatro veces por semana), de la carne (menos de 6 veces a la semana), de los huevos (de 4 a 6 a la semana), de las legumbres (de 2 a 3 veces por semana) y del queso (tomando raciones pequeñas o quesos frescos o desnatados).
-Controlar el tamaño de las raciones.
-Limitar el consumo de alimentos muy energéticos y la comida rápida.
-Repartir la comida a lo largo del día.
-Dedicar más tiempo a cuidar la alimentación de la familia.
Por otra parte, la SEEDO recomienda acudir al médico: «No creemos que la medicalización de la obesidad vaya a suponer un problema económico a nuestro sistema sanitario», mantiene el doctor Albert Lecube, miembro de la Junta Directiva de la SEEDO. «El error radica en pensar que identificar a un sujeto como obeso le estigmatiza o supone un insulto o un agravio a su dignidad. Hay que conseguir que todas y cada una de las personas con obesidad sean correctamente diagnosticadas, evaluadas, aconsejadas y tratadas».
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