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Osakidetza realiza de 8 a 10 trasplantes de corazón al año.
Los donantes vascos de órganos se hacen mayores: ya tienen 61 años de media

Los donantes vascos de órganos se hacen mayores: ya tienen 61 años de media

Osakidetza se ve obligada a recurrir a personas más 'maduras' y a aumentar los trasplantes entre vivos por la brusca caída de la mortalidad en accidentes de tráfico, que eran el origen de la gran mayoría de las operaciones

Eider Burgos

Domingo, 15 de febrero 2015, 01:22

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Los donantes de órganos en Euskadi empiezan a peinar canas. Su edad media es ya de 61 años, muy por encima de los 39 que se registraban a principios de la década de los 90. Osakidetza se ha visto obligada a recurrir cada vez con más frecuencia a personas mayores y a trasplantes entre vivos para compensar la brusca caída de la mortalidad en las carreteras. Las víctimas de los accidentes de tráfico, que se han desplomado en ese periodo, han sido tradicionalmente el origen de la gran mayoría de estas operaciones. El incremento del número de donantes registrados y la fuerte caída de las familias que se niegan a ceder los órganos de los fallecidos -el 10% en la actualidad, frente al 33% de 1986- también han contribuido a satisfacer las crecientes necesidades del Servicio Vasco de Salud en esta materia.

"Tenemos que seguir concienciando a los ciudadanos en su conjunto, y también a los profesionales sanitarios, de que no hay una edad límite para la donación", explica a este periódico el coordinador general de Trasplantes de Euskadi, Joseba Aranzabal. "Lo que hay que hacer es una evaluación estricta del donante y del órgano", apunta el responsable del Departamento de Salud.

La espectacular mejora experimentada en la seguridad vial ha empujado a la Sanidad vasca a modificar su estrategia en este terreno. Los números son apabullantes: 2003 se saldó con 207 muertos en accidentes de tráfico, una cifra que se había reducido a la mitad apenas tres ejercicios después (110) y que se redujo a 56 en 2013. El pasado año se cerró con un mínimo histórico: sólo 29 víctimas en la comunidad autónoma.

Los muertos en las carreteras -igual que sucede con los de siniestros laborales, también a la baja- tienen una edad media muy inferior a la de los fallecidos por causas naturales, lo que también ha contribuido a 'envejecer' el censo de donantes en Euskadi.

"Al variar la causa, varía la edad", apunta Aranzabal. Y es que la brusca reducción de órganos jóvenes obliga a recurrir a otros más "añosos". Actualmente más de un tercio de los órganos trasplantados pertenecían a una persona de más de 60 años; hasta un 20 %, incluso, a ciudadanos de más de 70. Aunque no existe un tope de edad, "es cierto que el donante joven es más eficiente, ya que dispone de un mayor número de órganos trasplantables, pero se ha llegado a utilizar el hígado de un señor de 80 años y los dos riñones de una señora de 85", subraya el coordinador.

En estos casos lo esencial es el análisis: escáneres, biopsias, radiografías... "A más edad, más exhaustividad", señala Aranzabal. "Hay que asegurarse de que no se va a transmitir ninguna enfermedad, especialmente procesos neotóxicos (cáncer) o infecciosos".

Una evaluación minuciosa en medio de un proceso frenético: entre el fallecimiento del donante y la recepción del órgano por otro paciente solo pasan entre 24 y 36 horas. En ese corto periodo de tiempo, se diagnostica la muerte, se estudia el órgano, se pide permiso a la familia para proceder a la donación, se avisa a jueces y forenses si existe una causa judicial de por medio, se "oferta" la glándula y se transporta hasta su destino. "Encima hay que coordinarlo con la programación para la operación. Requiere mucho trabajo", enfatiza Aranzabal. Más si quien lo recibe es un caso de "urgencia clínica, un caso 0": este tipo de pacientes, enfermos de corazón e hígado principalmente, perecerán en un plazo de entre 48 y 72 horas si no se someten a una operación dentro de ese plazo. "Ellos pueden recibir una donación desde cualquier parte del país. Para el resto se sigue unos parámetros, como prioridad clínica, cercanía geográfica y tiempo en la lista de espera".

A la cabeza en el número de trasplantes

En paralelo a la edad media de los donantes, también ha crecido el número de trasplantes en Euskadi. De las más de 200 operaciones que se realizan cada año, entre 55 y 65 son de hígado, entre 8 y 10 cardíacos y otros tantos son pulmonares. Los renales son los más comunes con entre 120 y 140 operaciones, en parte gracias a la puesta en marcha hace cinco años del Programa de Trasplante Renal de Donante Vivo, en previsión de una menor recepción de órganos a raíz de la reducción de los fallecimientos de personas jóvenes. Solo en 2014 se realizaron 34 operaciones de intervivos, y en noviembre se sobrepasó la barrera de las 100 intervenciones, lo que coloca a Euskadi como la segunda comunidad en el ranking español, solo por detrás de Cataluña. "La calidad de vida de un donante vivo es exactamente igual a la del resto. Incluso puede que mejor, porque se le hace un seguimiento de su estado de salud", destaca Aranzabal.

La combinación de la aceptación de órganos ancianos y la mayor predisposición de convertirse en un donante en vida ha ayudado a que las listas de espera se mantengan estables, a pesar del aumento de la población que ya ha entrado en la tercera edad. Año tras año, entre 220 y 240 personas esperan un nuevo riñón, entre 20 y 25 un hígado, entre 3 y 5 un corazón y entre 2 y 4 un pulmón. Una situación inimaginable de no ser por "la labor de concienciación que llevan realizando las asociaciones de trasplantados desde hace casi tres décadas", justifica el coordinador del Gobierno vasco.

Gracias a este trabajo se ha conseguido reducir de forma significativa el número de familias que dicen 'no' al trasplante. Si en 1986 un 33 % rechazaba el procedimiento, el porcentaje actual se reduce a solo una de cada diez. En España, las cifras ascienden a un 15 %, y en Europa a un 25 %. ¿Qué motivos pueden llevar a negar la donación a otro paciente? "Puede deberse a supersticiones, porque no han recibido buena atención médica previa, por desconocimiento del proceso o por la angustia del momento...", desgrana Aranzabal. "Sin embargo, acceder a la donación puede ayudar a superar el duelo. Quien dice que sí está realizando un acto solidario del que nunca se va a arrepentir".

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