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Ejemplar disecado de tortuga carey incautado en Gijón.
La tortuga carey le salió rana

La tortuga carey le salió rana

Un gijonés pone en venta por 225 euros un 'recuerdo' de su luna de miel. Pero deberá pagar una buena multa

A. A.

Jueves, 27 de noviembre 2014, 01:47

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Quiso ganarse unos euros y al final deberá pagar una considerable multa. Un gijonés puso en venta este mes un ejemplar disecado de tortuga carey que adquirió hace 26 años en la República Dominicana durante su luna de miel. Acudió a una página de compra-venta de internet y tasó a su 'fiel' mascota en 225 euros. Sin embargo, quien llamó a su puerta no fue ningún coleccionista, sino la Guardia Civil.

En primer lugar, según refiere la Benemérita en una nota de prensa, llamaron al anunciante por teléfono. En su charla, indica, «manifestó que carecía de documento alguno que avalase la procedencia legal de la misma» y explicó, asimismo, «que la había traído en una maleta en su viaje de novios de la República Dominicana, donde es sencillo comprar este tipo de animal en cualquier mercado, hace 26 años». El segundo paso fue la incautación de la tortuga y el inicio del pertinente proceso sancionador basado en la ley orgánica de 1995 de represión al contrabando.

Según recordó la Guardia Civil, la carey, única especie de tortuga con un caparazón queratinoso de colores brillantes en capas superpuestas, está incluida desde 1977 en el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Silvestre Amenazadas (CITES) y en el Reglamento del Consejo relativo a la protección de especies mediante el control de su comercio. Inexcusablemente, debe poseer un documento CITES, como un DNI del animal que debe expedir el país de origen y acompañarlo en todo momento, no siendo posible en ningún caso su comercio.

«A punto de extinguirse»

Esta especie tropical, según informó Cepesma a EL COMERCIO, llegó a estar «en franca recesión» e incluso «a punto de extinguirse», debido a la afición en el Caribe a utilizarla para abalorios y, una vez disecada, para la venta turística. Tras aumentarse el control, ahora, «se está sosteniendo la población». Su comercio, advirtió Luis Laria, «es un delito» y las multas «pueden ir de los 3.000 euros hasta cantidades muy elevadas a discreción del juez».

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