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Manuel, protagonista del anuncio de la lotería.
Otros diez anuncios que hacen llorar

Otros diez anuncios que hacen llorar

Un espantapájaros en busca de libertad, un pingüino que necesita amor o la navidad en la primera guerra mundial son algunos spots que, como el de la lotería, llegaron al corazón de los consumidores antes que a su bolsillo

Virginia Melchor

Domingo, 23 de noviembre 2014, 02:04

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Ni rastro del na, na, na, na, naaaa de Raphael, ni del bello paraje del pueblo segoviano de Pedraza, ni de la prometedora dirección de Pablo Berger. El nuevo anuncio de la Lotería de Navidad se distancia del efecto Caballé para contar la historia de Manuel, un hombre de barrio, que descubre la fuerza de la bondad humana en su bar de toda la vida, el de Antonio. Los responsables de la campaña han cambiado por completo la forma y el fondo del pasado año para transmitir un mensaje mucho más realista, emocionante y acorde con los tiempos actuales. Pero no son los únicos anunciantes que se han colado en el bolsillo de los consumidores conquistando primero su corazón. Otros spots conmovieron antes de que Manuel y Antonio hicieran llorar con su lección sobre la amistad. Los anuncios ya no venden marcas. Venden emociones.

Navidad en la Primera Guerra Mundial

El nuevo vídeo navideño producido por la cadena de supermercados Sainsbury's, en que se recupera un entrañable episodio real que tuvo lugar en las trincheras de la primera guerra mundial en el día de Navidad de 1914, ha recibido todo tipo de elogios. En Gran Bretaña ya ha sido aclamado como el mejor anuncio navideño del 2014 y ha superado los nueve millones de visitas desde que se subiera a Youtube la semana pasada. El vídeo, de tres minutos y 40 segundos, recrea la conocida como Tregua de Navidad, cuando soldados británicos y alemanes salieron de las trincheras desde las que llevaban meses combatiéndose y comenzaron a cantar villancicos, a intercambiar regalos como cigarrillos o dulces y a jugar a fútbol. La tableta de chocolate que aparece en el anuncio de Sainsburys es el filón que ha encontrado la cadena de supermercados para rentabilizar la emoción que provoca la campaña y ha anunciado que donará todos sus beneficios a los veteranos de guerra del Ejército británico.

Campofrío, con los cuatro sentidos

Más difícil que despuntar es mantenerse. Campofrío emocionó en la Navidad de 2011 con el sentido homenaje que los mejores cómicos españoles rindieron a Miguel Gila, capaz de descolgar el teléfono y hacer reír al público incluso diez años después de su muerte. En 2012, fue Fofito el encargado de hacer memoria de los hitos de la historia de España cuando más apretaba el pesimismo por la crisis. "Lo mejor que puedes hacer cuando estás desanimado es mirar lo que has conseguido, porque ya lo hiciste", sostenía el popular payaso en el spot El curriculum de todos. Pero antes, en 2010, la empresa cárnica sorprendió con un sobrecogedor cortometraje que recreaba la historia real de dos invidentes. Por el 25 aniversario de sus padres, uno ciego y la otra con grandes deficiencias visuales, dos jóvenes deciden regalarles un viaje con estaciones en todos los sentidos. Puedes vivir quejándote del sentido que la vida no te dio o aprovechar al máximo lo que sí tienes, es el mensaje de la premiada campaña, en la que participa Martín Berasategui.

Coca-Cola y sus razones para creer

El spot que Coca-Cola lanzó en 2011, Hay Razones para creer, reflejaba, a través de noticias reales, los gestos solidarios de muchas personas anónimas para demostrar que un mundo mejor es posible. Por ejemplo, recogía la historia del empresario onubense Patrocinio Mora que organiza cada año una cena en Nochevieja para personas sin hogar. O la del peluquero marroquí Abdellah El Mekaoui, de 28 años y residente en Bilbao, que devolvió 400 décimos de Lotería de Navidad que se encontró en la calle. Con esta positiva campaña, Coca-Cola obtuvo el premio TP de oro al mejor anuncio.

Un niño y su amigo pingüino

Un niño y un pingüino. Los protagonistas ablandan el corazón a cualquiera. Pero si encima Monty, el entrañable animalillo se siente solo y lagrimea cuando ve a parejas besarse la emoción está garantizada. Eso sí, lo que pasa después tocará la fibra sensible del espectador. Su inseparable compañero de juegos le sorprende con lo que más desea. "Dale a alguien la Navidad que siempre soñó", concluye el spot de los almacenes británicos Jonh Lewis.

El espantapájaros y su libertad

Emotivo y creativo, un anuncio diferente para un ser distinto. Un espantapájaros conduce un Renault Clio hasta el mar, lo ve por primera vez, lo siente. Pisa la arena, se moja los pies y deja que los pájaros se posen en sus hombros. Vive. ¿Cómo es posible? Gracias a que una persona le sustituyó en su puesto y le prestó el coche para que pudiera experimentar la libertad. El spot, lanzando en Argentina en 2004, fue premiado en varios festivales internacionales por ir directo al corazón de una manera tan diferente como su protagonista. 

La magia de la solidaridad

Sin recurrir a niños enfermos y hospitales, el anuncio de la Fundación Ponle Corazón de Perú, que lucha contra el cáncer, salió a la calle para destapar, sin diálogos y en blanco y negro, la magia de la solidaridad. Un mago callejero es el encargado de obrar el milagro gracias a la generosidad del público que sigue sus trucos. El spot fue premiado con el León de Oro de Cannes los Oscars de la publicidad- en 2005.

Dar es la mejor comunicación

No podía faltar en esta lista el que ha sido considerado por muchos el anuncio más bonito de la historia. Fue el spot por excelencia del 2013, visto por millones de personas a través de YouTube y ensalzado incluso por directores de Hollywood. "El anuncio que conmueve al mundo", decían los titulares. El protagonista de la campaña publicitaria de True Corporation, una empresa de telecomunicaciones tailandesa, es un niño al que sorprenden robando medicinas para su madre enferma. El dueño de un pequeño restaurante le salva del apuro, cubre lo hurtado y le ofrece sopa para que su familia coma caliente. Años después, cuando el hombre sufre un ataque al corazón y no puede pagar su operación, su hija pone en venta el negocio familiar para poder hacer frente a los abultados gastos. Pero poco después recibe una nueva factura: aquel niño desamparado es ahora el médico que salvará la vida de su padre. "Todos los gastos pagados hace 30 años...", se puede leer. ¿La moraleja publicitaria? "Dar es la mejor comunicación".

A veces se necesita más que medicación

Parece el anuncio al revés pero resulta efectivo. Una empresa farmacéutica canadiense transmitiendo el mensaje de que a veces se necesita más que medicación. El eslogan llega al espectador gracias a un joven rebelde aparentemente sin causa pero que en realidad sí la tiene: alegrar los días a su hermana enferma. Para lograrlo, abre la ventana de su habitación y deja que entren los colores del graffiti que ha pintado para ella. El spot, lanzando en 2009, no publicita ninguno de los productos de la empresa, se creó para recaudar fondos que fueron destinados a la fundación canadiense Starlight, que ayuda a niños enferos.

Una historia sobre el amor homosexual

El anuncio Its time muestra en dos minutos, con calidad cinematográfica y en primera persona, la relación amorosa de una pareja, desde que conocen, con sus buenos y malos momentos, hasta llegar a la petición de boda. Es entonces cuando el spot da una lección que encoje el corazón hasta a quienes lo tienen de piedra: el amor no distingue de sexos. El spot fue lanzando en 2011 por el movimiento australiano GetUp!, que lucha por los derechos sociales en su país.

El cajero de las sonrisas

En la misma época de la creación del banco malo, nace el cajero de felicidad de Coca Cola. El primero que permitía sacar cien euros gratis, sin necesidad de tarjeta de crédito, pero a cambio de invertir el dinero en hacer felices a otras personas. Se colocaron dos cajeros en Madrid y los usuarios no se percataron de su utilidad hasta que fueron desplegando las opciones en la pantalla táctil. Solo recibirían el dinero si lo empleaban en regalar pañales a una mujer embarazada, lanzaban balones a una cancha para que los niños pudiesen jugar o daban de comer a personas sin hogar, entre otras causas solidarias. Una vez elegida la forma de ayudar, el cajero realizaba una foto del usuario y expendía el comprobante con un sobre con el dinero prometido. El vídeo termina con algunas pruebas fotografícas o grabaciones de los propios protagonistas llevando a cabo su cometido. El arca de la felicidad acabó a rebosar de sonrisas de ciudadanos anónimos.

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