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Simón Viñals, en el centro, a la salida de los juzgados en abril del año pasado.
"Toda la noche atendiendo borrachos y ahora me traen esto"

"Toda la noche atendiendo borrachos y ahora me traen esto"

Se filtra el auto del juez que da carpetazo a la investigación del caso Madrid Arena y que recoge impactantes declaraciones sobre el médico Simón Viñals, el encargado de velar por el servicio durante el concierto en el que murieron cinco jóvenes por una avalancha

Julia Fernández

Lunes, 1 de septiembre 2014, 13:15

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La investigación del caso Madrid Arena prosigue su curso, y según pasan los meses se filtran más detalles de lo que ocurrió aquel 1 de noviembre de 2012 durante el concierto de Steve Aoki en el que murieron cinco jóvenes por una avalancha y se triplicó el aforo permitido, hasta los 22.000 asistentes. Este lunes se ha hecho público un auto del juez que lleva el caso, Eduardo López- Palop, fechado el 29 de agosto, que pone fin a las pesquisas y da carpetazo al asunto.

En él se mantiene la imputación de dieciséis personas en la causa, entre ellas el jefe de la Policía Municipal de capital, Emilio Monteagudo, y considera que deberían ser juzgadas por cinco supuestos delitos de homicidio imprudente y diez de lesiones. Pero también ha revelado nuevos detalles sobre lo que ocurrió durante aquella fiesta para que Rocío Oña, Cristina Arce y Katia Esteban perdieran la vida el mismo día del suceso, y Belén Langdon y María Teresa Alonso lo hicieran días después.

Entre estos datos, se recoge la declaración textual que hizo el médico Antonio San Juan, supervisor de guardia que acudió con el SAMUR al Madrid Arena tras la llamada de alerta, y que ponen en el ojo del huracán, una vez más, al doctor Simón Viñals y a su hijo Carlos.

"Transmitía impotencia"

Viñals y su hijo era los encargados del servicio médico durante el concierto y existen numerosos testimonios que han criticado sus actitudes antes y después de la avalancha. De hecho, las víctimas no recibieron la atención necesaria tras el aplastamiento ni pudieron recibir la RCP (maniobras de reanimación) de manera adecuada, tal y como el mismo San Juan declaró ante el juez el 29 de abril del año pasado

Sin embargo, de entre todo lo que contó ese día el supervisor del SAMUR al magistrado, destaca una frase que demuestra cierta falta de tacto ante lo ocurrido por parte de Simón Viñals. Se la revela un testigo de la tragedia que se acercó a la enfermería para ver si podía echar una mano, teniendo en cuenta que también era médico. Según este hombre, Viñals estaba en la puerta del servicio cuando llegó y le dijo lo siguiente: "Toda la noche atendiendo borrachos y ahora me traen esto".

Esto eran cinco jóvenes con síntomas de asfixia y aplastamiento, y varios chicos más con golpes y problemas de ansiedad ante la avalancha que se vivió en una de las salidas desde la pista a la calle. El testigo asegura que lo que vio en Viñals fue un hombre que "transmitía impotencia". Eso sí, "no dijo nada de lo que había hecho a las chicas y estaba sin hacer nada", prosigue el varón. Un testimonio que refrenda otros ya conocidos y que aseguran que estuvo "de brazos cruzados".

Una labor controvertida

El papel de Simón Viñals aquella noche es muy controvertido. El exconcejal de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de Madrid tenía 77 años entonces y era miembro honorífico del Colegio de Médicos de Madrid, un cargo para el que es necesario estar jubilado, tal y como confirmó la entidad días después de la tragedia.

Sin embargo, Viñals fue contratado por la promotora Diviertt S.L. como equipo médico privado. Y así se presentó en el Madrid Arena junto a su hijo, Carlos, también galeno y funcionario del Consistorio, y un ATS de 82 años y, por tanto, retirado.

Según el testimonio de este último hombre, Viñals padre atendió a una de las fallecidas; su hijo, a otra; y la tercera fue auxiliada por dos sanitarios. Se sabe que la quinta víctima fue ayudada por un vigilante. Además, durante sus diversas declaraciones, el veterano médico ha incurrido en numerosas contradicciones, sobre todo en lo que se refiere a la existencia o no de desfibriladores en el local.

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