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Hay vida más allá de la extinción

Científicos españoles logran rescatar el genotipo de linces ibéricos que fueron atropellados para evitar que se pierda su herencia genética

edurne martínez

Lunes, 28 de julio 2014, 00:46

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Un equipo de investigadores españoles parece haber hallado la clave para evitar la extinción del lince ibérico y otros animales. Científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) han logrado desarrollar células espermáticas de especies en peligro de extinción a través de tejido procedente de los testículos de animales jóvenes y así ayudar a fortalecer su actividad genética. Este estudio, portada de la revista científica 'Reproduction, fertility and development', también reducirá los problemas de endogamia y consanguineidad a los que se enfrentan estas especies amenazadas.

Los científicos llevaron a cabo la investigación a través del tejido testicular de tres especies: el lince ibérico (lynx pardinus), la gacela de Cuvier (gazella cuvieri) y la gacela Mohor (nanger dama), las tres en peligro de extinción. Este proceso de obtención de espermatozoides es una técnica que se había aplicado ya en especies amenazadas, pero esta es la primera vez que se consiguen recuperar células espermáticas de ejemplares jóvenes que aún no han alcanzado la madurez sexual.

Inyecciones bajo la piel

Así, el líder del estudio, Eduardo Roldán, explica que este descubrimiento supone un «gran avance» científico porque permite que animales que no habían tenido la oportunidad de reproducirse antes de morir tengan descendencia. «Estamos haciendo un esfuerzo cada vez mayor por repoblar las especies amenazadas», aseguró el investigador.

A pesar de que todos son ejemplares fallecidos -algunos son linces atropellados-, los investigadores consiguieron mantener vivos los espermatozoides recurriendo al xenotrasplante e introduciendo pequeños fragmentos de tejido testicular en otra especie. Más concretamente, bajo la piel de ratones que no generan respuesta inmunológica y cuyo hipotálamo y pituitaria establecen comunicación con las células implantadas, para así empezar a generar durante las semanas posteriores espermatozoides que se pueden recuperar después y que se utilizan en microinyecciones.

«Cada individuo de una especie es un ejemplar único y su muerte supone la pérdida de su herencia genética para siempre», explica Roldán. En animales en peligro de extinción la pérdida es aún más grave, por lo que este proyecto supone una alternativa complementaria para su conservación.

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