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Cascada del río Cifuentes en la localidad de Trillo.
La Alcarria: de Guadalajara a las Tetas de Viana

La Alcarria: de Guadalajara a las Tetas de Viana

Recorrer la ruta que hizo Camilo José Cela en el año 1946 puede ser una buena opción para estas vacaciones

Iñigo Muñoyerro

Viernes, 25 de julio 2014, 01:05

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El gallego Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura, recorrió la Alcarria de Guadalajara entre los días 6 al 15 de junio del lejano 1946. De la marcha surgió el libro 'Viaje a la Alcarria' donde cuenta la caminata: 20 a 25 kilómetros al día. 'Una legua andando y otra de descanso, otra legua y otra ahora de descanso', que comenzó en Guadalajara y finalizó en Pastrana. Por el camino visitó Torija, Brihuega, Cifuentes, Gárgoles de Abajo, Trillo, La Puerta, Budia y Sacedón, entre otros pueblos.

Es un libro original, 'de andar y pensar' dice, diferente a los libros de viajes que se habían publicado en España. Es un documento preciso sobre una España que ya no existe. Sobre cómo eran las cosas y las personas en la Alcarria en la posguerra, tiempo de pobreza y privaciones. En las antípodas del doctor Marañón en su recorrido por Las Hurdes, Cela no toma posición, no habla de política. Cuenta lo que ve y lo que oye en su paso por los páramos, encinares y vegas de una tierra que produce la mejor miel de España. Vadea los ríos Tajo, Tajuña y Cifuentes y se asoma a las Tetas de Viana.

Cela hizo el recorrido a pie. Nosotros vamos en coche de Guadalajara a Torija 'la puerta de la Alcarria', donde hacemos la primera parada. El castillo de Fernández Coronel (siglo XIV) volado por el guerrillero Juan Martín 'el Empecinado' fue restaurado en 1962. Ahora alberga el museo de Viaje a la Alcarria. El casco urbano está cuidado. Destacan la plaza mayor y la picota, símbolo de justicia. Torija no causó una gran impresión al viajero y cenó regular '....carne de cabra, dura como el pedernal'. Se marchó al romper el día camino de Brihuega.

Brihuega

La carretera hacia la celtíbera Briga es la misma que pateó Cela aunque un tramo, hasta Trijueque, lo hiciera en carro. 'A una legua larga aparecen los robles...', luego sembrados hendidos por la línea del AVE y de golpe, en un hoyo, la villa. 'Tiene buen aire, con sus murallas y la vieja fábrica de paños...'. Aparcamiento del Parque de María Cristina, frente a la puerta de la Cadena, al otro lado está el casco urbano. Una placa de mármol blanco recuerda el bombardeo y el asalto de 1710, durante la Guerra de Secesión.

La villa está amurallada, es amplia y en cuesta. Calle abajo pasamos junto a la fuente Blanquina o de los 'Doce caños'. Plaza del Coso, con dos fuentes que no dejan de manar. Allí están el ayuntamiento y la oficina de turismo. Ocupa los bajos de la antigua cárcel de Carlos III.

Siempre cuesta abajo están la puerta del Cozagón, impresionante, sobre la vega del Tajuña; el castillo, hueco y ahora cementerio, y la plaza de toros. Atrás queda el caserón que fue del periodista, escritor y viajero Manuel Leguineche (falleció el pasado 22 de enero).

Ni rastro de la guerra, pero en 1946 sí era evidente. 'Había que verla antes de la aviación' le cuenta un viejo al viajero. 'Aquí empezaron a correr los italianos...'. Varios restaurantes (El Tolmo era el preferido de Leguineche); buenas panaderías y carnicerías; una quesería -La Flor de la Alcarria- y una tienda de miel y jabones -Apícola Moreno-, en la plaza de San Miguel.

Camino de Cifuentes

Cela se marchó al atardecer para aprovechar el frescor. Fue Tajuña arriba, por Masegoso, camino de Cifuentes. Nosotros iremos por la carretera de montaña, terreno fragoso cubierto de robles y encinas, hasta el Extremo (14 km). Primero Olmeda y luego Solanillos, pueblo edificado sobre una nava. Las mejores vistas de la Alcarria sobre las Tetas de Viana y la central nuclear de Trillo, amenazadora y humeante. Llama la atención el nombre del Extremo. Viene de la Edad Media (siglo XI) cuando esta tierra fue el límite entre la España cristiana y la musulmana.

Solanillos es un pueblo alto (1001 m), pequeño, con una fuente romana remodelada (preciosa). Cuenta con una quesería y muchos olivares dispersos, la mayoría en barbecho, que trepan por la ladera. El aceite de la Alcarria, de las variedades asperillo y castellana principalmente, es tan bueno como difícil de localizar fuera de la zona.

Bajada a Cifuentes por el puerto del Membrillo. Terreno salvaje, donde saltan el corzo y la liebre. Cela entró por el puente sobre el Tajuña en compañía de un chapucero y su burro Gorrión. 'Cifuentes -cien fuentes- es un pueblo alegre, con mucha agua, con mujeres de ojos negros y profundos...' cuenta. Añade que 'es la capital de la Alcarria. Y la capital de la Alcarria se distingue por la miel...'.

Fue villa romana. Reconquistada en el año 1085 cuenta con buenos edificios medievales. Destacan la iglesia del Salvador (románico del siglo XIII) con 'un púlpito de jaspe que debe valer un dineral....' y la plaza mayor porticada. En un extremo se encuentra la casa del hidalgo Arbeteta, amigo del viajero, donde durmió. Es un caserón 'con tres balcones franceses, airosos como plateas de un teatro de ópera'. En la fachada una placa recuerda el paso de Cela. En un altozano destaca el castillo del Infante Juan Manuel 'el turbulento'. Arruinado. Fue edificado en el año 1320 sobre una alcazaba árabe. La villa tuvo judería y de aquel tiempo queda la sinagoga, pero es particular y no admite visitas.

Dice Cela que Cifuentes es villa con mucha agua. Tiene razón. Hay que visitar Los Manantiales, donde nace el río Cifuentes; El Molino y La Balsa, estanque de agua pura donde acababan los forasteros.

El viajero sale temprano camino de Trillo. Al poco de andar 'se ven en el horizonte, chatas, aisladas, las Tetas de Viana'. Duerme en Gárgoles 'una villa huertana', en un parador 'con una gran puerta claveteada, noblemente antigua, que parece la puerta de un castillo'. La casa, ahora cerrada, y el portón se mantienen. Sobre la fachada una placa recuerda al viajero.

Al día siguiente camina hasta Trillo, 'rodeado de árboles'. En la entrada -ahora también- hay una casa muy arreglada. En ella vivía el veterano alpinista Schmidt. Era austríaco y fue uno de los fundadores de la RSA Peñalara. Un camino de Guadarrama lleva su nombre. Allí mismo está la oficina de Turismo y camino del puente sobre el Tajo -del siglo XVI, volado varias veces- está la placa en recuerdo de Cela.

El Cifuentes atraviesa la villa en cascadas y desemboca en el Tajo 'sucio, terroso', como en tiempos del viajero. La villa -desde el siglo XVI- ha crecido gracias a la Nuclear. Además del puente debemos visitar La Casa de los Molinos, citada ya en tiempos de Fernando IV (año 1295).

Las Tetas de Viana

A Cela le gustó el vecindario. Encuentra a la gente 'amable, obsequiosa, con deseo de agradar'. Antes de dormir acuerda con la posadera ¡un guía que le lleve a través de las Tetas de Viana'. El viajero se pone en camino en compañía de Quico y la mula Jardinera. Va por la Entrepeña cubierta con 'una vegetación que casi no se ve, pero que marea respirarla'. En un momento concreto, en la fuente de la Galinda, aparecen 'erizadas, violentas, las Tetas de Viana', que como dicen en la Alcarria 'muchos las ven, pero pocos las maman'.

La carretera nos lleva en coche hasta Viana de Mondéjar, 'un pueblo color amarillo recostado sobre un monte romo, casi negro'. No ha cambiado. Desde allí se ven las Tetas como dos conos simétricos de similar altura que destacan en el paisaje alcarreño.

Sólo se puede subir una, la más sureña. Hasta el collado llega una pista bien señalizada que atraviesa monte de encina, enebro y sabina. Se puede hacer a pie o en 4x4. Luego hay que trepar por una escalera metálica -sin peligro- para disfrutar de un panorama inolvidable. Tres horas largas con paradas. Sólo para andarines.

En Viana termina nuestra gira. El resto del viaje queda para mejor ocasión.

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