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Las flores silvestres concentran más aromas y tiene un sabor más original.
Muy bonitas, pero no todas se comen

Muy bonitas, pero no todas se comen

Mal elegidas, incluso las hay mortales, como la cicuta y la belladona. Hay otras muy bonitas, como la adelfa, que pueden provocar gastroenteritis

Itsaso Álvarez

Sábado, 10 de mayo 2014, 16:01

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No todas las flores, ni todas sus partes, se pueden comer. Mal elegidas, incluso las hay mortales, como la cicuta y la belladona. Hay otras muy bonitas, como la adelfa, que pueden provocar gastroenteritis. Empecemos por lo fácil: se pueden comer todas las flores de la familia allium (puerros, cebolletas, ajo y cebollino).También es comestible la flor de la rúcula, de la borraja, caléndula, claveles, manzanilla, achicoria, crisantemo, cilantro, cítricos, la del trébol, diente de león, eneldo, hinojo, gladiolo, lilas, menta, orégano, rábano, pensamiento, romero, calabaza, girasol, violetas y la popular capuchina. Si disponemos de un huerto para cultivar nuestras propias flores y hierbas como si fueran verduras -también podemos plantarlas en macetas- hay que informarse sobre cómo controlar las plagas sin utilizar pesticidas ni agentes químicos. Nunca emplear flores de jardinería para el consumo, ni las procedentes de floristerías, centros de jardinería y jardines y parques públicos. Si se prefiere salir al campo a recolectar, hay que asegurarse de conocer el terreno, pues en algunos sitios cercanos a cultivos se usan pesticidas, malos para la salud. Asimismo, conviene estar seguro de la especie, ya que hay muchas flores y hierbas parecidas. Si es necesario, consultar un libro o manual de referencia. La ventaja de las silvestres con respecto a las cultivadas es que concentran más aromas y el sabor es más auténtico y original.

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