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La industria vasca advierte de la escasez de personal cualificado para los próximos años

El sector se ha visto obligado a impulsar estudios 'a la carta' para adaptar los perfiles profesionales a sus necesidades ante "el problema demográfico de Euskadi, que anticipa una falta de relevo generacional"

Miguel Ángel Mata

Domingo, 26 de octubre 2014, 01:11

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En los albores de la recuperación económica, la industria vasca empieza a constatar una preocupación que creía olvidada. A medida que vuelvan a entrar pedidos y retorne la necesidad de aumentar plantillas, las empresas temen encontrarse de nuevo con un problema que ya padecieron en los últimos años de bonanza: la falta de personas con el perfil y la cualificación que realmente necesitan. Profesionales que no se limiten a cubrir el expediente, sino que por sus conocimientos actualizados e inquietudes profesionales les aporten puntos de mejora de competitividad en un escenario que ha cambiado sustancialmente en el último lustro. No solo por la mayor competencia en un mercado absolutamente global, sino porque ni los productos son ya los mismos que en 2007 y 2008 ni lo son las formas de comerciar, relacionarse con el cliente o prestar el servicio postventa.

El presidente de la patronal guipuzcoana Adegi lanzaba recientemente una advertencia en ese sentido. Pello Guibelalde afirmaba sentirse perplejo ante el hecho de que en la Universidad del País Vasco "trece títulos de ingeniería no han logrado llenar sus aulas, a pesar de la alta tasa de inserción laboral de esta profesión", y de que "el 70% de las plazas de FP en ciclos relacionados con la industria (casi 1.600), también con una elevada empleabilidad, se han quedado libres". Se refería a los datos de matriculaciones en la UPV-EHU para este curso y a las prematriculaciones en el sistema de Formación Profesional. "Algo estamos haciendo mal como sociedad si nuestros jóvenes no ven, no les gusta o no confían en las posibilidades de trabajar en la industria", subrayó.

Guibelalde se hacía eco de una preocupación real del empresariado vasco. Responsables de los sectores de automoción, máquina-herramienta, electrónica hy tecnologías de la información, así como de la corporación tecnológica Tecnalia, admiten que para hacer frente al problema se están viendo obligados a implicarse en primera persona en el ciclo formativo, ya sea con iniciativas propias particulares o a través de acuerdos de colaboración con centros de FP y universidades.

El Instituto de Máquina-Herramienta (IMH)de Elgoibar es, con sus 18 años de historia, un referente de formación a la medida de las necesidades de las empresas, que están plenamente implicadas en el proyecto a través de su patronal AFM. Allí se ofrece formación tanto a nivel de FP como de ingeniería en un centro pionero en España en formación dual (estudiar y trabajar al mismo tiempo). De hecho, es el único cuyo título de ingeniería en formación dual está homologado.

Mucho más joven, pero bajo el mismo criterio de coger el toro por los cuernos, el clúster vasco de automoción (Acicae) tiene en marcha la AICAcademy, un centro de formación ubicado en el Automotive Intelligence Centre (AIC) de Amorebieta, un lugar promovido por el propio sector como punto de encuentro para entablar colaboraciones, desarrollar proyectos de I+D y formar a los profesionales del sector.

Además de estos centros propios, AFM desarrolla, en colaboración con la UPV, el Aula de Máquina-Herramienta, un posgrado para que licenciados y graduados se especialicen en esta actividad. Acicae, por su parte, además de las titulaciones propias específicas que ofrece su escuela, promueve en la Universidad de Deusto un diploma en automoción para ingenieros, una iniciativa que ha extendido a otras universidades internacionales con la idea de "crear una red de colaboración con centros de prestigio en varios países".

Sin un centro propio pero no por ello menos activo, Gaia, el cluster vasco de la electrónica y las tecnologías de la información y la comunicación, también ha decidido ser proactivo y para ello impulsa másteres de posgrado orientados a las necesidades de las empresas del sector en la UPV,

Escasez de estudiantes en áreas técnicas

Los directores generales de AFM, Xabier Ortueta, y Gaia, Tomás Iriondo, así como las fuentes de Acicae consultadas, coinciden en todo caso en que la descompensación entre los perfiles que salen de los centros y las necesidades reales de las empresas no es el mayor problema, pues esto se puede corregir mejorando la colaboración entre ambos mundos. El gran desafío para la industria vasca es el insuficiente número de estudiantes que salen de las aulas en las ramas técnicas.

¿Es porque son estudios más difíciles que otros, porque los jóvenes no confían en las opciones de empleo en este sector, porque la industria ha dejado de ser atractiva...? Ninguno se atreve a dar una respuesta ni a hablar de un solo factor.

"Ante todo en Euskadi hay un problema demográfico que anticipa una falta de relevo generacional, advierten en Acicae. Por cada diez personas que se jubilan, entran seis al mercado laboral. Sobre la base de que hay menos estudiantes, hay además una excesiva dispersión de titulaciones, que dificulta a los jóvenes definir su futuro. Muchos se encaminan hacia estudios de difícil inserción laboral desdeñando otros con mucha más empleabilidad, como las ramas técnicas". En este sentido, lamentan que "la oferta educativa está más pensada en satisfacer las demandas del estudiante que las necesidades reales de las empresas, y aquí podríamos hablar de la cultura del esfuerzo y del peso que tiene la mayor o menor dificultad a la hora de que un joven se decante por unos estudios u otros".

Pero todos coinciden también en hacer autocrítica. Admiten que no han sabido hacer atractiva para los jóvenes la opción de trabajar en la industria y, por tanto, no hay vocaciones para actividades productivas. "La sociedad aún tiene el concepto de que una fábrica es un centro sucio, lleno de grasa, de trabajo en cadena... Nada más lejos de la realidad. Hoy la industria es un sector que ofrece grandes posibilidades de desarrollo personal y profesional, donde el diseño, la I+D, etc, juegan un papel fundamental", apunta Ortueta.

Dignificar el empleo fabril

Iriondo añade que, en el caso de las empresas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), "muchas veces el esfuerzo que supone trabajar en este sector, por el nivel de los proyectos, la necesidad de actualizar los conocimientos permanentemente, etc. no se ve recompensado con los niveles salariales dada la realidad del mercado y las tarifas que se mueven". Unas exigencias profesionales que, además, están desincentivando la presencia de mujeres, "probablemente por las dificultades de conciliación familiar que nuestra actividad comporta".

Para dar la vuelta al problema y volver a dignificar el empleo fabril, las asociaciones se están volcando en acudir a ferias de empleo, a los centros educativos para hacer ver a los estudiantes las posibilidades de desarrollo que ofrecen sus respectivos sectores. "A la última Bienal de la máquina-herramienta trajimos a 5.000 estudiantes de carreras técnicas a mostrarles cómo se trabaja y qué necesita la máquina-herramienta", recuerda Ortueta, quien se pregunta "por qué ya no se lleva a los niños a ver fábricas desde pequeños".

Una visión distinta de la situación tiene Rafael Ruiz, director de Personas de Tecnalia. Remarca que, "a diferencia de la industria, que necesita resultados y productividad a corto plazo, en un centro tecnológico tenemos una viión más a largo, y por ello nos fijamos más en las potencialidades de las personas que en su capacitación en el momento puntual de su incorporación". De hecho, para muchos licenciados su paso por un centro tecnológico no es sino un paso más en su formación.

Ruiz valora que "el nivel educativo es muy bueno en Euskadi", y que el problema desde las necesidades de Tecnalia es la "fuga de talentos". "Nuestro reto como sociedad es captar el talento que se ha ido, porque es bueno que los jóvenes mejor preparados salgan para seguir aprendiendo, pero debemos lograr que vuelvan". Y en este punto advierte de que "el paradigma ha cambiado. Antes era el trabajador el que debía ser atractivo para la empresa. Ahora es al revés, la empresa debe ser capaz de atraer y motivar a los jóvenes talentos".

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