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m. díaz
Jueves, 23 de octubre 2014, 00:14
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La médula que el pequeño Ekaitz requería para mantener sus órganos vitales no ha llegado a tiempo. A las cinco de la madrugada de ayer dejaron de funcionar cuando se encontraba en su domicilio de Durango arropado por su ama Susana y su aita Iñaki, ...
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