El Lacturale roza la epopeya en Girona

Ni la presencia de más de 3.700 aficionados ni la supuesta inferioridad ante su rival amilanaron a un Araski que, liberado del miedo escénico por jugar en la casa del organizador del torneo, salió decidido y concentrado de inicio para empezar mandando en el marcador, atacando el aro con valentía y acierto. Dos triples de una desatada Silva abrieron las primeras rentas para las alavesas, que cerraron el primer cuarto por delante.

Insistencia

El Girona vivía de su rebote ofensivo, de su diferencia en centímetros y de las segundas y terceras opciones bajo el aro. Demasiadas concesiones que, sin embargo, el Lacturale supo compensar con mejores porcentajes de tiro y un control de sus pérdidas. Había que esperar el momento en el que el Girona asestara el primer golpe. Lo hizo de la mano de su jugadora de rotación Oma. Un parcial de 0-7 daba la vuelta a la película que parecía tendría el mismo guion de los dos duelos anteriores entre ambos, con derrotas por más de 20 puntos.

Tal vez las locales pecaron de confianza, esa que le sobró al Araski para duplicar su fe. Así salió del banquillo Irati Etxarri, sin miedo, dispuesta a la pelea defensiva con sus pares inmensas, tanto como los 2,05 metros de Alminaite. Etxarri aprovechó su mayor movilidad para buscarle en el uno contra uno y desde ese recurso, con 9 puntos de la navarra en el cuarto y la inspiración de Silva el Lacturale devolvía un parcial de 9-2 para irse al descanso con la cabeza alta (37-34).

Esto es la Copa, ese plus que parece no agotar a un equipo que 24 horas antes había tenido un duro partido de cuartos de final. El Girona seguía amasando rebotes compulsivamente, pero no encontraba la fórmula para romper a su visitante. Lo intentó desde una defensa alta, presión a la pesadilla Silva, defensas zonales. La diferencia no se iba más allá de los ocho puntos (51-59) y solo la solvencia de las interiores Coulibaly e Ibekwe acentuaba los defectos de un Araski cuya jugadora más alta, Gisela Vega, mide 1,88. Eso y los tiros libres, con mucho castigo para las vitorianas y más manga ancha para las catalanas.

Competir, seguir, resistir, las consignas de Urieta martilleaban las cabezas de sus jugadoras, que nunca dejaron de creer. La entrenadora volvió a sacarse el enésimo recurso con la presencia de Laura Pardo. Eso dio más sentido al juego, mejores situaciones de tiro, siempre un pase más para la asistencia a Roundtree o Tudanca bajo canasta. Trabajo de hormiguita, asumiendo el destrozo reboteador y el momento de liderazgo de la internacional Leonor Rodríguez (16 puntos). El Araski empataba de nuevo el choque (66-66) a falta de dos minutos para el final. Un triple de Jordana parecía rematar definitivamente a las alavesas. Otro de Irati Etxarri era la respuesta (71-74) a falta de 24 segundos para el final. Ahí, Araski dijo basta. Cuarenta minutos de corazón llevado al límite y casi a la gesta.