Hombres, mujeres y niños

Su detonante argumental tiene mucho que ver con el filme de Henry y Alex Rubin Disconnect (2012), ya que trata temas afines, siempre con las interacciones en la web, la invasión de la privacidad y la estética de los videojuegos como centro de atención. Incluso, en un momento dado de Hombres, mujeres y niños, escuchamos de labios de una sobreprotectora madre la siguiente afirmación: «He instalado una cámara en el cerebro de mi hija y un código de barras en su vagina». Diálogo que indica bien a las claras por dónde van los tiros de esta inusual película costumbrista.

También es obvio que abarca un montón de temas, sin profundizar demasiado; sin embargo, no cabe duda de la valía de un filme tan oportuno como interesante. La mayoría de los jóvenes de ahora mismo saben acceder a la información a las mil maravillas. Pero lo realmente importante está en ejercer el juicio y cultivarlo. Según Reitman, el sistema nervioso está hecho de neuronas por el ejercicio individual del juicio humano, algo que actualmente se está perdiendo. En su opinión, el principal déficit viene de la mano de la sobrecarga de información, que se recibe fraccionada y fuera de contexto, lo que conduce a la hiperactividad. Reflexiones que suscita una película diferente, que sale ahora al encuentro de su público.