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Los juegos del hambre: Sinsajo (Parte 1)

Los juegos del hambre: Sinsajo (Parte 1)

A la conquista del Este

Josu Eguren

Lunes, 24 de noviembre 2014, 15:03

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De una decisión movida por la avaricia y el exceso de celo respecto al original literario de Suzanne Collins la escisión de Sinsajo en dos entregas asimétricas, nace una película extraña (hablamos de un blockbuster), no tanto por su hábil transformación en breviario político para aprendices de revolucionarios en la era mediática, sino por la ambigüedad a la que invita la lectura de un personaje que, en ausencia de otras ocupaciones, se concentra en armar un sólido conflicto interior.

Tras la explosión de emotividad y adrenalina que regó a los espectadores de En llamas, Sinsajo se ancla en un pulso entre el Capitolio y los radicales del Distrito 13, con la heroína sometida a un revelación psicológica contaminada por el eco de nuestra realidad: el presente se filtra en la distopía a través de imágenes que invitan a trazar paralelismos entre Katniss y John Cantlie, el periodista británico secuestrado por yihadistas que sirve como reportero de guerra en las filas del Estado Islámico. De lo anterior no cabe deducir una maniobra intencionada, pero sí el interés del guión por denunciar el poder de la propaganda, incluso cuando esta parece estar movida por la nobleza de casus belli cuyo fin último debería ser la derrota de un régimen totalitario. El talón de Aquiles de Sinsajo (que deliberadamente fuerza una intertextualidad insatisfactoria con los antihéroes de la mitología troyana) es su director, Francis Lawrence, un funcionario del audiovisual sin la capacidad, o la voluntad, para transformar el verbo de la neolengua política en imágenes poderosas. La primera mitad de Sinsajo está condenada al olvido, en poco menos de un año quedará sepultada bajo los escombros de su sucesora, pero en el futuro quizás en el presente será leída como roman a clef de los movimientos revolucionarios diseñados por la CIA para derrocar gobiernos en Europa del Este (véase EEUU a la conquista del Este, de Manon Loizeau).

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